
Una crisis mucho más profunda pero con una valiosa experiencia previa. Así define Ismael Clemente, consejero delegado de Merlin Properties, el impacto que el Covid-19 está dejando en la economía española y, en consecuencia en el inmobiliario, sector que se vale de lo vivido tras el estallido de la burbuja, en 2008, para enfrentarse a la pandemia.
«Es una crisis diferente a la anterior, que estaba basada en el hiperendeudamiento y la generó el propio sector inmobiliario. Esta crisis la ha provocado un factor exógeno, que se ha cargado la demanda y ha impactado de lleno en el PIB, con pérdidas de empleo en Estados Unidos mucho mayores», ha explicado Ismael Clemente durante el encuentro sectorial organizado por SimaPro y donde ha participado Brainsre.news.
«Aunque esta crisis es mucho más profunda, nos coge más entrenados, tanto a nosotros como a los organismos como el Fondo Monetario Internacional y el BCE, que riegan de liquidez los mercados y donde el sistema financiero no ha sufrido daños importantes», comenta el CEO de Merlin que cree que la fecha de recuperación vendrá marcada por cómo evolucione la pandemia y las medidas económicas implantadas.
«Dependemos de si hay un rebrote en otoño. En condiciones normales, si no hubiera una recaída, no gestionamos mal y actuamos de aquí a verano con mayor contundencia y luego de una forma más matizada en la segunda parte del año, la recuperación debería ser rápida«, agrega.
«Hay una diferencia de apalancamiento tanto de empresas como de las familias; los bancos están más fuertes y en la anterior crisis habría demasiada oferta por la sobreproducción de viviendas mientras que ahora mismo falta», apunta por su parte Daniel Cuervo, secretario general de la patronal de promotores Asprima.
El primer ejecutivo de Merlin, cuyo 23% de las rentas brutas procede de centros comerciales y un 46% de oficinas, también apunta a que no todos los activos sufrirán igual los efectos del Covid-19. «El gran perdedor de esta crisis es el comercio tradicional, ya que a la comodidad de la compra online, se suma el factor de la distancia social. En logística y en oficinas también va a haber cambios, pero lo que va a producirse es cierta aceleración de cambios ya en marcha, como es el fin del hot-desking (o sitios no asignados) y licencias de densificación de seis y siete metros cuadrados», augura Clemente.
«Nos pilla en un situación de balance mucho mejor. Ahora las condiciones que vienen alteradas son la demanda de nuestros clientes y su capacidad de pagarnos», señala por su parte Javier Rodríguez Heredia, socio de Azora. «En la anterior crisis, el cisne negro lo teníamos dentro del sector inmobiliario pero ahora viene de fuera y aunque va a afectar a la demanda de algunos activos, a diferencia de la anterior crisis, no va a afectar igual a todos los inmuebles por igual».
«A medio plazo, todo volverá a su sitio», augura el socio de Azora que apunta a «una recuperación en V o U» en un plazo de dos a cuatro años. «De las crisis se salen por razones psicológicas, el plazo de duración de ésta dependerá de cómo generemos confianza y si lo logramos, la recuperación será en V, con 2020 de caída, 2021 de recuperación y 2022 de crecimiento. Si no, lograríamos volver al nivel de 2019 en 2024», asegura Rodríguez Heredia.
Grosvenor y Azora, dispuestos a invertir
Azora, que gestiona activos hoteleros y también residencial en alquiler de diferentes inversores, asegura que mantendrá la búsqueda de inversiones a pesar del coronavirus. «Buscamos megatrends a largo plazo y no va a acabar con ellos, como es la necesidad de una oferta de ocio diferencial, la atención a personas mayores y también en residencial en alquiler por lo que vemos que las oportunidades de inversión siguen existiendo», apunta el responsable de la gestora española.
Lo mismo opina la responsable de inversiones de la inmobiliaria británica Grosvenor en España. «Para nosotros sí es un momento de inversión. Seguiremos activos aunque quizás sea difícil ver dónde está la oportunidad», señala Fátima Saez del Cano, director general de Grosvenor en España.