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Valor y precio en el sector inmobiliario

Germán Pérez Barrio (UVE Valoraciones) reflexiona sobre el precio y el valor de los activos inmobiliarios en la actualidad.

Valor y precio en el sector inmobiliario

Para cada uno de nosotros el valor de cualquier bien es lo máximo que estaríamos dispuestos a pagar por él y el precio lo que efectivamente pagamos para obtenerlo. 

Si reflexionamos sobre la relación entre precio y valor de aquellas cosas que son imprescindibles para seguir vivos a corto plazo, es decir el aire, el agua y los alimentos, veremos que las diferencias su valor y su precio son enormes. 

En los tres casos, la falta de aire, de agua o de alimentos nos llevarían a pagar todo lo que tenemos (su valor es máximo para nosotros; en su ausencia pagaríamos todo lo que tenemos para obtenerlos). Afortunadamente, el aire es gratis (por el momento y con la salvedad de que su calidad no siempre es la más adecuada), el agua es casi gratis (los suministradores nos la cobran por m3 a un precio bajísimo) y los alimentos cuestan algo más, pero, para la mayoría de la población son asequibles y quienes no alcanzan a pagar su precio pueden obtenerlos en instituciones que se los facilitan.

El gran logro de los países desarrollados es que han conseguido erradicar el hambre y que nos aseguran la obtención de todo lo que necesitamos a corto plazo para estar vivos a un precio muy inferior a su valor.

Pero los seres humanos somos insaciables y, cuando hemos asegurado lo necesario para estar vivos a corto plazo queremos obtener lo necesario para estar vivos a largo plazo. Hay instituciones que aseguran que la violencia sea algo que sólo de forma excepcional sufrimos (otro logro magnífico de la civilización) pero, en este caso, sería difícil hablar de precio porque es una función reservada en exclusiva al Estado y se paga sin individualizar en forma de impuesto. Además de lo anterior, en un país como España la supervivencia a largo plazo mejora considerablemente gracias a la ropa que nos mantiene calientes cuando hace frío, la atención sanitaria que nos ayuda a curarnos cuando enfermamos y a prevenir enfermedades y a la existencia de viviendas, refugios para descansar, dormir y vivir a salvo y protegidos.

Si analizamos el valor de la ropa, la atención sanitaria y la vivienda veremos que es algo menor pero cercano al del aire, el agua y la comida. Que es muy alto su valor lo pone de manifiesto lo que pagamos por una vivienda y aquellos casos desgraciados de personas que se arruinan por pagar una atención sanitaria en caso de enfermedad en países que no cuentan con sistemas universales de salud.

El precio de la ropa es muy inferior a su valor, hasta el punto de que tenemos mucha más ropa de la necesaria funcionalmente porque la hemos convertido en símbolo de estatus o forma de expresarnos. Yo conozco más gente que se queja de no tener suficientes armarios en su casa que de falta de ropa. La asistencia sanitaria universal y gratuita (pagada con impuestos) es una conquista reciente de unos pocos países desarrollados, pero es algo que merece la pena conservar. 

Y llegamos a la excepción de la regla: la vivienda. En este caso, precio y valor se parecen considerablemente y muchos de nosotros hemos pagado por nuestra vivienda en forma de hipoteca o alquiler una parte muy considerable de nuestros ingresos. Probablemente la razón se encuentra en que el coste de producción de las viviendas es muy alto y no queda más remedio que repercutirlo en su precio. Aunque, en términos generales, nuestro país es capaz de ofrecer vivienda a todos sus habitantes, el acceso a las viviendas siempre resulta problemático para las generaciones más jóvenes y su alto coste de producción exige movilizar considerables cantidades de capital (el inmobiliario es el sector económico que necesita más capital, lo que explica la estrecha relación entre el sector inmobiliario y el sector financiero).

Tener viviendas suficientes es esencial para asegurar nuestra capacidad de supervivencia a largo plazo y entender lo que facilita la producción y el acceso a las viviendas es, por tanto, crucial para nuestra sociedad. La reciente ley de vivienda parece haberse redactado desde la ignorancia de algunos factores esenciales que facilitan o dificultan la producción y el acceso a las viviendas, pero eso es el tema del siguiente podcast.

Artículo de opinión firmado por Germán Pérez Barrio, presidente de UVE Valoraciones.

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