Era la joya de la corona de su cartera. En 2017, la inmobiliaria cotizada Nyesa llegaba a un acuerdo con un grupo inversor ruso llamado Marma por el que, a cambio de acciones, la española se hacía con un macroproyecto inmobiliario en Rusia.
Se trataba de un antiguo complejo industrial situado en el distrito de Koptevo, en Moscú. Con 26.000 metros cuadrados construidos, repartidos en 15 edificios, Nyesa preveía transformar dichos inmuebles en un gran complejo multiusos, con viviendas, oficinas y comercial.
Cinco años después, y tras una importante reorganización accionarial, Nyesa ha visto cómo numerosas dificultades, la última, la invasión de Ucrania por parte de Rusia -y las sanciones internacionales consecuencia de ello-, hacen inviable generar negocio con ello.
«En 2020, ya retasamos el proyecto que estaba valorado en 58 millones al principio, en solo 10 millones, al contarlo como inversión y no la parte del proyecto», explica Liberto Campillo, hasta agosto consejero delegado de Nyesa, ahora director de Expansión y Desarrollo. El directivo se refiere al movimiento realizado en junio de 2020, cuando la cotizada comunicó al mercado una depreciación del valor de su proyecto en Rusia de 45,6 millones, lo que provocó que Nyesa tuviera patrimonio neto negativo y entrase en causa de disolución.
«El proyecto de Rusia ahora está tasado en ocho millones y ha perdido mucho peso en la sociedad. Es un activo muy a largo plazo, por lo que no vemos que la guerra actual pueda afectar. Sin embargo, en nuestros planes de negocio contamos con 0 aportación de Rusia«, continúa Campillo.
Apuesta de Nyesa por España
Menos drástico, pero también restándole peso, le ha ocurrido a la otra apuesta internacional de Nyesa: Costa Rica. «Tenemos tres fincas en Costa Rica y nuestra idea es desinvertir allí para centrarnos en España«, señalan desde la inmobiliaria.
En esta nueva apuesta por España incluye diversificar sus líneas de negocio. «Estamos negociando incorporar varias compañías, todas con negocios en España, que generen cash-flow y nos permitan aumentar el valor de Nyesa».
Entre estas alrededor de cinco compañías, figura una empresa de eventos, una constructora de obra civil, una productora de aceite y hasta una piscifactoría. Dentro de inmobiliario, Nyesa negocia adquirir dos sociedades con una cartera de suelos urbanos valorada en 10 millones de euros y dos hoteles que, tras su adquisición, serán operados por una cadena hotelera de primer nivel.
Todas estas adquisiciones se llevarán a cabo a través de ampliaciones de capital no dinerarias, lo que supondrá incorporar una decena de nuevos accionistas.
Contrasplit y nuevos accionistas
La nueva etapa de Nyesa incluye una completa transformación de la compañía, que viene a culminar el proceso iniciado en 2019, con la incorporación al accionariado de nuevo capital de referencia, modificando su propuesta de pagos -Nyesa entró en concurso en 2012 y aprobó su convenio dos años después-.
«Nyesa viene de un concurso en 2011 de 1.300 millones, que superamos gracias a que muchos acreedores aceptaron capitalizar su deuda. Sin embargo, al ser inversores no cualificados, muchos de ellos vendieron sus participaciones, penalizando la acción que se encuentra por debajo del valor nominal», reconoce el director de Expansión y Desarrollo.
Es por eso que la compañía planteará en la próxima junta general de accionistas, prevista para junio, un importante transformación societaria.
«Técnicamente, seguimos en concurso, por lo que no tenemos acceso a financiación bancaria. Además, al cotizar nuestra acción por debajo de nuestro valor nominal, no podemos emitir acciones nuevas, así que la solución que vamos a proponer en la próxima junta de accionistas es reducir el nominal para poder emitir acciones». Este proceso se llevará a cabo, previsiblemente, con un contrasplit de 10 a 1.
Compra de deuda de los accionistas
Antes de esta operación, uno de los accionistas de referencia de la inmobiliaria, Mariano Schoendorff, ha adquirido los derechos de crédito de una deuda vinculada a Banco Sabadell.
La deuda adquirida, del entorno a los 11 millones de euros, estaban calificados como deuda concursal de privilegio especial. Tras la adquisición de Schoendorff, estos créditos pasarán a ser considerados como ordinarios lograron un impacto positivo en las cuentas de Nyesa de 2022 de 7,69 millones.
«Cada vez está más lejos el fantasma de la liquidación», resumió su director.
