A partir de 2030, por directiva europea, todas las viviendas españolas tendrán que conseguir, como mínimo, el certificado de eficiencia energética tipo E. Y el criterio se elevará hasta el tipo D en 2033. Actualmente, «más de un tercio del parque residencial español suspendería», alerta Javier Torremocha, director del canal de Rehabilitación y Reformas de Unión de Créditos Inmobiliarios (UCI). El 32-34% de hogares españoles rondan la G o la F y hasta el 90% del total sería «ineficiente», al estar por debajo de la A o la B, así que la rehabilitación, reforma o mejora de los activos se alza como la única opción para lo ya construido.
La ley de la reforma energética, la Directiva de Eficiencia Energética de los Edificios –EPBD por sus siglas inglés-, ya aprobada por la Comisión Europea, obligará tanto a propietarios como a compradores de vivienda a conseguir el aprobado. Durante los próximos diez años, se rehabilitarán por ley gran parte de las viviendas en todos los estados miembros de la Unión Europea. «Un cambio muy importante de cara a lo que va a ocurrir en el parque inmobiliario español en el futuro», asegura el experto.
¿Cuándo se ha puesto la reforma encima de la mesa? Torremocha observa dos momentos: la llegada de los fondos Next Generation (el apoyo financiero), y la pandemia (el interés general). A raíz del confinamiento, «el hecho de convivir en nuestras viviendas durante un espacio largo de tiempo, y ver esos defectos o esas mejoras, ha sido un ‘boom’, ha provocado que la gente esté muy interesada en el tema».
La entidad financiera, propiedad de Banco Santander y BNP Paribas y con más de tres décadas de experiencia, centra su actividad en préstamos sostenibles, especialmente, en financiar la vivienda y la rehabilitación. Desde su experiencia, Torremocha señala la importancia de «ganar en confort y en salud» más allá de la mejora del propio inmueble, un aspecto que los usuarios que reforman acaban valorando con el tiempo.
Qué incluye y cuánto cuesta una «reforma energética»
Instalar paneles solares, colocar ventanas aislantes, mejorar el aislamiento térmico e implementar sistemas de iluminación de bajo consumo: estas son las cuatro reformas más solicitadas, según el directivo de UCI. El importe medio que la sociedad española destina a una reforma energética en sus hogares se sitúa en 10.000 euros.
¿Qué cantidad rondaría el ‘pack’ completo? «Es difícil calcularlo». El precio cambia con el contexto. La inflación y la subida del coste de las materias primas han impactado directamente en el coste de reformar una vivienda. «Ahora cuesta algo más -por no decir ‘bastante más’- realizar una reforma», indica Torremocha. Según sus cálculos, las cuatro reformas podrían traducirse aproximadamente en 30-40.000 euros para una vivienda de unos 100 metros cuadrados.
Si bien la subida del precio de materiales como el hierro, el aluminio, la madera o algunos cementos ha hecho que las reformas se hayan encarecido mucho, Torremocha es optimista: cree que a medida que se vaya estabilizando la demanda, probablemente, consigamos que haya una estabilización de los precios.
Ayudas económicas y desgravación de impuestos
Un usuario particular puede beneficiarse de los fondos para reformar su casa, «de hecho, es la razón de los fondos Next Generation«, según Torremocha, «los más potentes que ha habido para la mejora del parque inmobiliario».
El programa cuatro de estos fondos recoge las ayudas enfocadas a particulares, que pueden alcanzar un máximo de 3.000 euros. En el caso de una comunidad de vecinos, el programa tres, las cantidades ascienden considerablemente. La posibilidad de conseguir ahorro cubre hasta el 80% en las obras que se realicen. Indistintamente, recomienda a los usuarios a consultar la página web de su Ayuntamiento, «seguramente alguna cosa habrá».
En este punto, destaca que España es el segundo país de Europa con más viviendas en altura -hasta un 65% del total nacional-, tan sólo por detrás de Letonia. Con este dato clave, Torremocha destaca el papel de las comunidades de vecinos en la rehabilitación de los edificios. En su opinión, «no podemos hacer mucho a no ser que lo hagamos en comunidad».
En el caso de las unidades unifamiliares, ahora mismo, muchos ayuntamientos reducen el impuesto del IBI al optar por la opción fotovoltaica. Es un mecanismo habitual en zonas como Madrid, Cataluña, Andalucía o Comunidad Valenciana. «No sólo desgrava el hecho de realizar reformas que reduzcan al menos el 30% del consumo, sino que permite ahorros de entre el 40 y el 60% en consumos domésticos».
En la próxima década, ¿habrá ayudas para las familias que no puedan acometer esa reforma? Aunque no puede asegurarlo, lo considera «probable, porque hay que hacerlo». Si se trata -de nuevo- de fondos europeos fondos o de las comunidades autónomas lo dirá el tiempo.
Eficiencia energética: ¿criterio de selección de la vivienda?
«Cerca de seis de cada diez españoles tienen en cuenta la sostenibilidad a la hora de adquirir una vivienda», y la intención o el interés van en aumento. Sin embargo, el criterio «no es determinante salvo para un 17-18%«.
Es curioso, en este sentido, el caso de Galicia, donde el factor meteorológico juega a favor de la sostenibilidad. A causa del clima, «siempre han estado más preocupados de arreglar y procurar que sus viviendas sean más calientes o estén más protegidas». Al mismo tiempo, aprovechan y lo hacen con las mejoras de eficiencia energética, más ahora, que existen ayudas, comenta Torremocha.