https://www.xxzza1.com
InicioSostenibilidadLa nueva era ...

La nueva era de la edificación nos ofrece la oportunidad de alcanzar una descarbonización residencial justa y equilibrada

Naiara Ortiz de Mendibil (Sedigas) opina sobre la descarbonización del sector residencial, un desafío con soluciones viables para cada necesidad.

La nueva era de la edificación nos ofrece la oportunidad de alcanzar una descarbonización residencial justa y equilibrada

La reciente aprobación de la Directiva de Eficiencia Energética de los Edificios (EPBD, por sus siglas en inglés) por parte del Parlamento Europeo marca un hito en el camino hacia una Europa más descarbonizada y sostenible. Este paso audaz no solo subraya el compromiso global con la transición energética, sino que también establece un marco para promover la eficiencia energética del sector residencial, clave en la lucha contra el cambio climático.

España cuenta con un parque de vivienda profundamente envejecido, con el 80% del parque edificado con más de cuarenta años, lo que ocasiona que acabe siendo responsable del 25% de las emisiones de efecto invernadero.

El sector inmobiliario, responsable de aproximadamente el 40% del consumo energético y el 36% de las emisiones de CO2 en la UE, enfrenta el desafío de reducir su huella de carbono. En este contexto, la EPBD es una hoja de ruta hacia la descarbonización, al proporcionar un marco legislativo mediante el que incentivar la eficiencia energética y la reducción del impacto ambiental del sector inmobiliario.

Uno de los puntos más controvertidos de esta Directiva ha sido la descarbonización de la calefacción de los hogares. En este punto, conviene recalcar que en ningún caso esta directiva promueve una prohibición discriminatoria de las calderas de gas, pues el carácter renovable de los sistemas de calefacción no depende de la tecnología que se emplee, sino del combustible que la alimente. Por ello, la necesaria descarbonización de la demanda térmica residencial únicamente será posible teniendo en consideración todas las tecnologías disponibles.

No debemos olvidar que el parque inmobiliario español es muy heterogéneo. Por ello, a la hora de apostar por una u otra tecnología para afrontar la descarbonización, se deben de tener en cuenta características como la tipología de la vivienda, la ubicación, la climatología o la propia renta del hogar.

En nuestro país, alrededor del 70% de las residencias españolas se encuentran en edificios y ocupan una superficie inferior a los 105 m2. Por este motivo, para instalar por ejemplo una unidad de aerotermia se necesitaría una gran cantidad de espacio, lo que implicaría que, en viviendas en altura, la única solución fuese instalaciones centralizadas. También nuestras condiciones climatológicas son diferentes, por ello nuestro sector residencial consume menos energía que la media europea, donde los edificios acaparan el 40% de la energía que se genera, por el 17% de España.  

No podemos ignorar tampoco la vertiente socioeconómica, ya que España cuenta con un nivel de renta, en comparación con otros países europeos, relativamente bajo, lo que supone un desafío para la inversión que requieren la instalación de sistemas electrificados. Según datos del Informe “Demanda de calor en los hogares: una transición energética eficiente”, elaborado por Arthur D. Little para la Fundación Naturgy, el cambio completo de instalación por bomba de calor puede alcanzar el 50% de la renta media anual de un hogar español, calculada en base a los datos disponibles de la Agencia Tributaria.

Por tanto, no debemos perder de vista la necesidad de garantizar el acceso a sistemas de calefacción asequibles y fiables para todos los ciudadanos. De hecho, aunque cerca del 60% de los españoles se muestra proclive a medidas que favorezcan la utilización de equipos 100% eléctricos, casi ocho de cada diez reconocen su preocupación ante una inversión que les resulta imposible abordar, según una encuesta elaborada por 40dB, a petición de la Asociación de Gas Licuado (AGL) y Sedigas. 

Esto tiene una explicación, pues según estudios demoscópicos recientes, las calderas de gas siguen siendo el sistema más extendido en nuestros hogares. Por esta razón, resulta esencial tomar en consideración la alternativa de los gases renovables, como el biometano, pues se posicionan como soluciones viables y de cero emisiones para alimentar aquellas tecnologías que contribuyan a la descarbonización energética de los hogares. 

De esta manera, es vital ser conscientes de las limitaciones técnicas, económicas y sociales actuales de la sociedad, permitiendo optar por soluciones realistas y que no requieren de ningún tipo de adaptación de la infraestructura ni de grandes inversiones de adecuación. De hecho, el biometano es perfectamente válido para todas las calderas existentes y, particularmente, para las de condensación de alta eficiencia que se instalan mayoritariamente hoy día en nuestro país. Esto hace que la solución de las calderas de condensación de alta eficiencia, que reducen las emisiones y el consumo energético en un 30%, sean hoy propuestas muy recomendables.

La descarbonización del sector residencial es un imperativo que debemos acometer, pero, afortunadamente, existen alternativas para dar con una solución satisfactoria para todas las necesidades particulares de las familias. No debemos pasar por alto que la integración de sistemas de calefacción eficientes y sostenibles como las calderas de condensación o el empleo de gases renovables va a tener un impacto positivo en la certificación energética de los inmuebles, un aspecto cada vez más valorado por compradores y arrendatarios. Una mejora que, por cierto, también puede incrementar el valor de mercado de las propiedades, ofreciendo un argumento de venta importante en un sector cada vez más competitivo.

Artículo de opinión firmado por Naiara Ortiz de Mendibil, secretaria general de Sedigas

B-Exclusivas

Últimas Noticias