“Roma no se construyó en un día”. Málaga, tampoco. La que hoy se ha asentado como una de las ciudades en la vanguardia del crecimiento urbanístico europeo, reconocida por Forbes como “la mejor ciudad para vivir” en 2023 y está considerad como la ‘Florida’ de Europa, se erige sobre 30 años de trabajo bien hecho.
Durante el último lustro, leemos en medios como BrainsRE cómo aumenta el €/m2 y se redibuja el skyline de la ciudad. Un ‘milagro urbanístico’ que no obedece a intercesión divina, sino a tres décadas de estabilidad política y estrecha colaboración público-privada.
Bien es cierto que no todo es color de rosa y, como suele suceder, la sociedad malagueña todavía no ha crecido (en términos adquisitivos) al ritmo que el inmobiliario. Esto obliga al comprador de vivienda autóctono a buscar soluciones residenciales fuera del centro de la ciudad (donde los activos refurbished se comercializan a 8.000 €/m2). Pero tampoco es de color negro porque, como veremos, el mercado se ha ido adaptando con nuevos desarrollos urbanísticos -diseñados con los nuevos modelos de ciudad en mente, smart, sostenibles, saludables…- para atender la demanda embalsada.
¿Qué hay detrás del auge?
La base está en las infraestructuras. Primero, el transporte, empezando por el aire, con un aeropuerto internacional -el más antiguo de España- con más de 160.000 vuelos anuales; continuando por tierra con el AVE y las A-4 y A-7; y terminando por mar con sus puertos de cruceros y mercancías. No serán todos los caminos, pero muchos llevan a Málaga y por ellos, el año pasado llegaron 6,1 millones de visitantes a la ciudad.
Pero va más allá, con infraestructuras que garantizan la seguridad, la sanidad, la cultura y el desarrollo, como son proyectos como el Parque Tecnológico de Andalucía (PTA) o la promoción de hospitales y universidades, Málaga se ha transformado en un polo tecnológico de referencia en el sur de Europa. Más de 650 empresas, incluyendo gigantes como Google u Oracle, entre las muchas que componen el ‘Málaga Valley’, emplean a más de 25.000 profesionales altamente cualificados -algunos con sueldos de “la City” -. Este impulso ha generado un ambiente propicio para el desarrollo cultural, de ocio y gastronómico, convirtiendo a Málaga en un destino deseable con su clima y playas.
Del mismo modo que los andaluces Trajano y Adriano impulsaron un siglo de oro (estabilidad) en Roma que fomentó un auge cultural y urbanístico, las tres décadas de continuidad en gobiernos municipales con visión de ciudad han propiciado su crecimiento. La recuperación del centro histórico, la reinvención del puerto de mercancías en Muelle 1, la densa oferta de museos, eventos culturales o su oferta gastronómica de vanguardia han redefinido la ciudad. Este nuevo carácter no solo atrae turismo, sino que también ha establecido a Málaga como un epicentro cultural en Europa.
Todo ello dando como resultado una Málaga atractiva, entretenida y segura.
¿Quién compra en Málaga?
El comprador histórico en Málaga ha sido el propio malacitano y el resto de los españoles que buscaban una segunda vivienda o jubilación en clima suave y con unos precios asequibles. Una Roma para los romanos.
Hoy, en una Europa envejecida con una población que supera los 400 millones y dentro de una (r)evolución en las formas de interactuar con el trabajo, Málaga es un foco para los seniors y los commuters. Un flujo poblacional con un mayor poder adquisitivo que se ve atraído por la seguridad, la cómoda conexión con sus ciudades de origen y lo que ‘cunden’ sus ahorros/ingresos. En paralelo, hay que agregar el PTA con el aterrizaje de equipos (nóminas) internacionales y el atractivo de la ‘vibrante capital del Sur de Europa’ para todo un continente de personas que buscan compatibilizar la inversión inmobiliaria con un pied-à-terre en esta ciudad que tanto ofrece.
¿Qué ofrece el mercado residencial malacitano?
Málaga evoluciona, Málaga se adapta. En primer lugar, redibujando su skyline con proyectos inmobiliarios de obra nueva como nuestras AQ Urban Sky, las Málaga Towers (Metrovacesa y Sierra Blanca) o el futuro Málaga Tree (Urbania).
La ciudad crece para el malagueño, hoy con Distrito Zeta -por ejemplo- como antes lo hizo con el Limonar, Teatinos o el Cañaveral, donde pueden comprar ‘una casa para vivir, que se pueden permitir’ con obra nueva en torno a los 3.500 €/m2.
El otro epicentro de este desarrollo es el centro histórico, más atractivo para el comprador del norte de Europa e inversores, que están empujando los precios por encima de los 5.000€/m2 (datos BrainsRE) y, en algunos proyectos, hasta por encima de los 10.000 €/m2.
¿Cuál es el techo de Málaga?
Roma no se construyó en un día y Málaga tampoco. El despegue estratosférico del sector inmobiliario malacitano en el pasado lustro ha sido precedido por dos décadas de gestación. Es un ejemplo de cómo los ecosistemas inmobiliarios pueden experimentar transformaciones profundas y rápidas, trayendo consigo tanto oportunidades como desafíos.
Málaga debería ser un caso de estudio obligado en todos los MBA y másters de gestión pública y urbana como caso de éxito de colaboración entre la administración y el sector empresarial. Si mantiene la evolución de su gestión económica, cultural y urbanística seguirá nutriendo los libros de texto.
Hay que seguir construyendo Málaga (y otras Málagas) de la mano de sus principales actores, que tienen el reto de terminar de digerir esta transformación, favorecer la generación de nuevos barrios que reequilibren la balanza de oferta y demanda de hogares, y paliar la gentrificación del centro de la ciudad. Con esto, Málaga seguirá siendo un lugar donde todos los que lo deseen, y puedan, vengan a vivir, disfrutar e invertir.
Artículo de opinión firmado por Álvaro Marcos, Director Comercial y Marketing en AQ Acentor