Contra todo pronóstico, la pandemia ha provocado un especial interés por la vivienda. El encierro al que nos hemos visto obligados ha llevado a muchas personas a repensar el tipo de espacio, e incluso el tipo de compañeros, en el que queríamos vivir.
Tras la primera parálisis, y los meses posteriores de paulatina recuperación de la actividad, en este mes de septiembre las agencias inmobiliarias de nuestra red están vivienda una enorme actividad, que nos lleva a alcanzar varias conclusiones.
La primera de ellas es un claro cambio de prioridades a la hora de elegir vivienda en aquellas personas que ya son propietarias. Todos los días recibimos interesados en poner su piso a la venta, con el objetivo de realizar un movimiento desde el centro a la periferia. En otros muchos casos, el objetivo que se busca es sustituir una vivienda por otra más amplia, más luminosa, mejor orientada (si es posible con doble orientación), y con zonas ajardinadas o de ocio, etc.
De otro lado tenemos a la población más joven, atrapada en un mercado laboral que hace prácticamente imposible acceder a un piso en propiedad, pero que ahora, gracias al teletrabajo, se animan a contemplar viviendas en poblaciones ubicadas a una distancia entre 50 y 80 kms, un recorrido que estarían dispuestos a realizar uno o dos días a la semana, a cambio de tener la opción de convertirse en dueños de su propia vivienda (y de ahorrarse el pago de un alquiler en muchos casos por encima de una cuota hipotecaria).
De hecho, esta situación está teniendo su reflejo en el alquiler, donde, en términos generales, estamos viendo una ligera contracción. Las cifras oficiales sitúan esta caída en un 3,5% de media en lo que va de año, lo cual no es excesivamente llamativo, si pensamos en todo lo vivido desde el inicio de la pandemia.
Lo que si es realmente llamativo es el desplome de precios vivido en Madrid y Barcelona, en donde algunos portales inmobiliarios han llegado a hablar de descensos de más del 17% en Barcelona, o del 15% en Madrid. Aún así, estas dos ciudades continuan siendo las más caras para los inquilinos, en un entorno en que los precios medios rondan los 960 euros mensuales para una superficie media de 104 mt2.
En tercer lugar, me gustaría hablar de la vivienda de costa, especialmente aquellas ubicadas en el arco mediterráneo. Estas han sido también las beneficiarias de un cambio en los modelos de trabajo, que parece que han llegado para quedarse.
En medio de este escenario, hay que subrayar el papel de los bancos. Si bien estas entidades están siendo actualmente mucho más cautas de lo que fueron en el pasado a la hora de dar hipotecas, hoy en día ofrecen unos tipos de interés tan bajos que están animando a todo aquel que puede, a decidirse por comprar o por sustituir su vivienda habitual por una más acorde a su gusto o necesidades actuales.
Y, por último, también me gustaría destacar que habitualmente se dice que el mayor freno a la compra de vivienda, especialmente entre los jóvenes, consiste en no tener ahorrados ese 20% o 30% inicial. Sin embargo, durante el confinamiento las familias españolas hemos ahorrado más de 100.000 millones de euros que, en muchos casos, están sirviendo para poder hacer frente a la inversión inicial.
Con todo ello, no estoy diciendo que vea un próximo boom inmobiliario, como en algunas ocasiones hemos oído. Pienso que las economías familiares están aún en stand by, a la espera de una recuperación más clara y generalizada de la economía.
Pero, de lo que no queda duda, es de que el sector inmobiliario esté en plena reactivación. No hablaremos de burbuja pero si de mayores datos de operaciones de compraventas, de construcción, de rehabilitación y de inversión extranjera en el sector.