Barcelona atraviesa un nuevo momento de auge en el mercado de inversión comercial. La que fuera capital del mundo en el año 1992 experimenta ahora una nueva etapa de alta actividad comercial en el mercado inversor tanto nacional como internacional. En ese sentido la Ciudad Condal se ha convertido en el faro al que el resto de grandes capitales observan desde la distancia.
Son muchos los factores que han llevado a que sectores como el hotelero o el comercial estén batiendo todos los récords establecidos años atrás tanto en valor como en número de operaciones. Los últimos descensos de los tipos de interés realizados por el Banco Central Europeo (BCE) han estimulado nuevamente el apetito inversor por los activos inmobiliarios, al ofrecer menores rentabilidades otras opciones de inversión en productos financieros exentos (o casi exentos) de riesgo, como por ejemplo, fondos monetarios o Deuda del Estado.
Por otro lado, muchos desalentados por el momento que atraviesa la vivienda en España a nivel regulatoriohan encontrado en los activos comerciales un nuevo segmento de negocio mucho más interesante. Es un mercado mucho menos intervenido, con un trato fiscal más beneficioso (la tributación indirecta a la compra de locales es del 2,5% frente al 10%-11% en la compra de viviendas), y que en la mayoría de los casos ofrece rentabilidades superiores a las que ofrece el mercado residencial.
En la capital catalana hemos conseguido establecer en zonas como Paseo de Gracia, Rambla Catalunya o Portal del Ángel los principales ejes comerciales prime en los que las principales marcas internacionales pelean por tener sus escaparates a la hora de posicionarse en el mercado español. En estos últimos meses, marcas como Victoria’s Secret, Hugo Boss, North Face o Bershka han podido inaugurar flagship stores en la calles más codiciadas de la ciudad,
Esta fuerte demanda, contrastada por la limitada oferta de locales comerciales en estas áreas preferentes, está generando una competencia intensa por hacerse con los mejores locales, impulsando aún más los precios de venta y alquiler. Esta creciente tendencia podría provocar cambios en el panorama comercial de estas zonas de la ciudad. La tensión en el mercado puede favorecer a las grandes empresas, consolidando, a largo plazo, cierta homogeneización del tejido comercial de estas zonas de la ciudad, en detrimento del pequeño negocio local.
La llegada constante de compañías internacionales es un factor clave en el auge de este interés inversor en la ciudad catalana. Una gran mayoría de estas empresas todavía no tienen locales y estamos notando, evidentemente, un creciente interés en el mercado, lo que añade más presión sobre la oferta, ya limitada, disponible. Asimismo, detectamos también nuevas aperturas de marcas que hasta el momento se centraban en canales de venta off-line, pero que constatan que necesitan también puntos físicos de venta para reforzar su presencia de marca e imagen.
El mercado de inversión comercial en Barcelona está lejos de desacelerarse. Su futuro dependerá de cómo se equilibre la creciente demanda con los desafíos que plantea una oferta cada vez más restringida y costosa.
Artículo de opinión firmado por Gerard Marcet, socio fundador de Laborde Marcet