Una respuesta adecuada sería afirmar que el alojamiento corporativo es el equivalente al big data en ciencia. Suena muy bien, todo el mundo cree que sabe lo que es, pero realmente hay poco conocimiento sobre él. Desde un punto de vista conceptual el alojamiento corporativo (corporate housing) se define como «la provisión de alojamiento a largo plazo para empleados de una empresa que viajan por trabajo o que necesitan residencia temporal en una ubicación diferente a su lugar de origen».
No obstante, en el actual ecosistema de movilidad internacional, el rango de personas que se desplazan por trabajo es muy amplio. Por un lado, tenemos el tradicional corporate housing para clientes premium donde generalmente una agencia lo gestiona todo. Por otro lado, tenemos las empresas que desplazan a empleados y una figura dentro de la empresa se encarga de todo el desplazamiento (suelen ser proyectos, contrataciones o expatriaciones). Además, también se considera alojamiento corporativo aquel empleado el cual través de una asignación, o no, de recursos decide desplazarse de manera temporal por un motivo de trabajo. Y, finalmente, la modalidad más novedosa: el nómada digital. Aquella persona que se desplaza por voluntad propia, generalmente asociado a ocio y calidad de vida, y se lleva el trabajo consigo a esta nueva ubicación.
Estoy seguro de que habéis dibujado en vuestra mente personajes muy diferentes para cada una de estas modalidades, pero tienen más elementos en común de lo que pensamos a nivel de requerimientos cuando reservan su alojamiento: flexibilidad, espacio para trabajar y buenos servicios.
Por el lado de la oferta, tradicionalmente el alojamiento corporativo se ha asociado al apartamento con servicios (serviced apartments). Generalmente, se trata de una unidad independiente que forma parte de un edificio cuya finalidad, total o parcialmente, radica en ofrecer alojamiento corporativo. Suele ser un apartamento de calidades medias-altas, con espacio independiente para trabajar y con balcón. Además, en la mayoría de casos se ofrecen
servicios como recepción, limpieza, concierge, lavandería, gimnasio etc. No obstante, cada vez más aparecen alternativas a este tipo de alojamiento y que están siendo muy bien acogidas por el público corporativo. Los colivings, por sus espacios compartidos y sus calidades cada vez se cuelan más en esta categoría ya que además de significar un ahorro significativo a la empresa, ofrecen unos servicios muy demandados por los empleados cuando se desplazan (para sentirse como en casa lejos de casa). Por otro lado, el tradicional apartamento turístico se dedica en temporadas bajas (y ya no tan bajas) hacia este tipo de arrendamiento debido a la demanda constante y a la calidad del inquilino. Y finalmente, y aunque chirríe, el propietario individual. Debido a las nuevas tecnologías y el acceso a la formación e información, los propietarios individuales tienen a su alcance poder cumplir con los criterios mínimos para ofrecer sus apartamentos a viajeros corporativos.
En conclusión, podemos observar que el alojamiento corporativo es muy heterogéneo tanto por la parte de la demanda como por la parte de la oferta. Esto no es de extrañar ya que la forma en que trabajamos y alojamos es más diferente que nunca.
Artículo de opinión firmado por Samuel Toribio, Head of Europe en Homelike