Cinco meses después de tocar la campana en la Bolsa de Madrid, en concreto en el BME Growth (antes MAB), Silicius presenta su ambicioso plan para dar el salto al Mercado Continuo.
«Estamos cómodos así este año, pero daremos el salto a esa liquidez que es el Mercado Continuo. Por tamaño, nuestros fondos propios son 600 millones, entendemos que si tenemos esa capacidad de dar el salto. Estar en algo transitorio como es BME nos viene muy bien», explica Juan Antonio Gutiérrez, CEO de Silicius y Mazabi Gestión de Patrimonio, en una entrevista a Brainsre.news.
El consejero delegado de una de las últimas Socimis en salir al parqué afirma que están buscando dos cosas: «Necesitamos aportación de activos, con tickets importantes, y un fondo o institucional que estamos trabajando en encontrar«. «Silicius crece por aportaciones. No tiene dinero disponible para invertir, solo para sus necesidades, el pago a la deuda y al accionista», añade.
A este respecto añade: «Estamos viendo a privados que quieren un 5% de Silicius, que eso es invertir 30 millones en cash, a través de una ampliación de capital. Esto da liquidez al accionista, no por ampliación, sino por cotización».
Silicius sustenta su crecimiento, en los próximos años, en aportación de activos y entrada de capital. El crecimiento natural será de 100 millones de euros al año, aunque en los últimos ejercicios ha sido mayor. «En 2019, crecimos 200 millones; en 2020, 240 millones; y, en 2021, se han retrasado operaciones que estamos estudiando. Creemos que un crecimiento vegetativo de 100 millones puede ser razonable«, relata Juan Antonio Gutiérrez.
Cuentas de Silicius
En el primer semestre, últimas cuentas publicadas por la sociedad, la compañía ingresó 12,75 millones de euros, un 13,63% más que en el mismo periodo de 2020. Una fuerte revalorización de sus activos, de 55 millones, catapultó su beneficio neto hasta los 56,15 millones.
El consejero delegado del vehículo explica lo ocurrido: «La revalorización se debe a que tuvimos que adelantar varios activos para montar Silicius. Estos estaban en creación de valor, finalización de obras y puestas en alquiler. Para 2022, el capex es poco y vinculado a dos activos. Esa revalorización viene de valorarlo en construcción y una vez terminado vale más».
A 30 de junio, la cartera de activos inmobiliarios de Silicius alcanzaba los 737 millones de euros, con un pasivo total de 373 millones. El 50% de su cartera está en Madrid, ciudad que acapara el 60% de la inversión inmobiliaria extranjera.
La cotizada cuenta en su accionariado con varios institucionales. Su máximo accionista es Merlin Properties, con un 29,54% de las participaciones; la familia Mencos Valdés, a través de El Arverjal, S.L., con un 20,72%; Atalaya Inversiones Financieras, con un 16,21%; y una sociedad de Unicaja Banco, con un 8,5%.
Las acciones salieron a cotizar a 15,4 euros y, menos de cinco meses después, han subido hasta 17 euros. Esto supone una revalorización del 10,38%. «El free float es muy pequeño. Ha habido mucho inversor que nos ha llamado para tomar unas participaciones menores que la inversión media. Nosotros solemos trabajar con tickets de un millón de euros de media y nos hemos encontrado con inversores que quieren invertir 10.000 o 50.000 euros. Es la primera vez que lo podemos hacer a través de una sociedad cotizada. Tenemos inversores con tickets importantes y esto da tranquilidad a inversores que entran comprando acciones», concluye el consejero delegado.
Nacimiento y salida a cotizar de Silicius
La Socimi parte de unas inversiones familiares que buscaba hacer líquidos sus activos a través de participaciones. Una vez surgida esta necesidad, se comenzó a estructurar la actual Silicius; con un fuerte empujón en 2019, que sumó 500 millones en activos de Mazabi, pendientes de un valor añadido.
Una vez culminado ese proceso, «esperamos al mejor momento para salir a Bolsa y la pandemia nos limitó. Teníamos como fecha tope septiembre de 2020 y así lo hicimos», relata su consejero delegado.
El objetivo final de la compañía es «una sociedad tranquila, sin mucho riesgo, que sea muy previsible en cashflows y pagar un dividendo a sus accionistas». «Los institucionales necesitan que les retornen algo, no poner el dinero y mantenerlo durante un tiempo y vender» concluye Juan Antonio Gutiérrez.
