En el contexto social y económico actual, es evidente que la tecnología ha revolucionado todos aquellos sectores en los que se ha aplicado cualquier avance digital. Hemos visto el gran impacto social y el potencial económico de algunas novedades presentadas recientemente en el mercado, como la Inteligencia Artificial, por ejemplo. También hemos visto el cambio que ha generado en nuestra vida y en cómo funcionamos otros avances como el vídeo en streaming, un hecho que prácticamente ha sustituido la televisión, o la posibilidad de realizar pagos a través de nuestros teléfonos.
Mientras observamos y nos quedamos fascinados ante estos desarrollos, muchos de los cuales ni nos hubiésemos imaginado hace unos años, hay sectores que se han quedado atrás en la carrera de la evolución. Ejemplo de ello es el sector inmobiliario, una de las industrias más extendidas en el tejido español que ha permanecido prácticamente intacta durante décadas. No ha sido hasta que han entrado en escena empresas con una propuesta disruptiva que este sector no ha dado pasos hacia adelante en su funcionamiento. Del mismo modo, existen otros oficios relacionados con el real estate siguen gestionándose como se ha hecho tradicionalmente, como es el caso de la administración de fincas.
Con un total de un millón y medio de fincas en España, la gestión de las comunidades es una tarea que concierne a una inmensa mayoría de habitantes. Mejorar la eficiencia del sector es una necesidad imperante en un contexto social frenético como el que vivimos. Los propietarios solicitan servicios cada vez más inmediatos y debemos esforzarnos por cubrir esa necesidad.
Si nos paramos a pensar qué es lo que ha permitido a unos sectores evolucionar hasta ser más eficientes y prácticos, encontramos un catalizador común: la tecnología. Este factor no solo ha hecho posible transformar radicalmente la fabricación de cualquier bien sino que también ha permitido revolucionar cualquier tipo de servicio. La digitalización ha introducido programas y aplicaciones que los han hecho mucho más sencillos, accesibles, prácticos y útiles.
Viendo este contexto, resulta curioso que la administración de fincas, la gestión de las comunidades y todo lo que les concierne siga haciéndose del modo tradicional, utilizando métodos que eran efectivos cuando la digitalización no era una opción. Uno de los factores que más influye en este sentido es sin duda la fragmentación que presenta el sector. El alto número de empresas que lo forman son en su mayoría PYMES, quienes tienen una mayor dificultad a la hora de rentabilizar la inversión en tecnología. Este hecho permite entender todo el camino que todavía queda por recorrer.
Sin embargo, es, por lo menos, sorprendente que esta profesión además presente una cierta desconfianza ante el posible y positivo impacto de la tecnología, prescindiendo en muchos casos de los beneficios que esta aporta. Y es que se calcula que el grado de madurez del sector real estate ni siquiera alcanza el 50%. A la fragmentación del mercado se suma otro importante factor que también influye en esta reticencia y es el rango de edad avanzada de los propietarios en España, una cifra que según el INE no empieza hasta los 41 años.
Hoy en día existen ya diferentes soluciones que gracias a la aplicación de la tecnología permiten resolver, o por lo menos agilizar, muchas de las ineficiencias que lleva acarreando el sector desde sus orígenes. En España ha habido incluso series de televisión que han retratado, de manera exagerada, las dificultades y pesadez de los trámites y procedimientos por los que cualquier comunidad de vecinos debe atravesar. La aplicación de soluciones tecnológicas ha permitido mejorar y llevar la experiencia de los clientes a un nuevo nivel, mejorando así su satisfacción. Siendo un servicio, en este caso, personal y humano aún muy necesario, muchos de los procesos que implica la administración de fincas pueden agilizarse drásticamente a través de la tecnología.
Tal y como hemos visto, la digitalización ha sido la herramienta evolutiva en muchos ámbitos y sectores y sin duda será la que permita transformar la gestión de fincas. Es este factor el que hará posible pasar de una tarea tediosa a un instrumento más a favor de los vecinos, solucionando problemáticas, integrando proveedores e incluso solucionando dudas en tiempo real, migrando además muchas de las labores al ámbito digital. Además, esta tarea implica tratar con grandes cantidades de dinero, un factor que sin las herramientas adecuadas es difícil superar la opacidad y ganar transparencia.
Tenemos a nuestro alcance las herramientas necesarias para transformar y mejorar el sector. Hemos visto lo eficiente que ha resultado aplicar la tecnología en muchos ámbitos y sectores, solo tenemos que dar el paso y servirnos de todos sus beneficios para ponernos al día en el avance tecnológico.
Artículo de opinión firmado por Dani Carmona, cofundador y CEO de Aldara
