El 23% de la propiedad de pisos de estudiantes pertenece a personas mayores de 60 años

Se trata, en su mayoría, de hombres que rondan la edad de jubilación o ya la han alcanzado y requieren un ingreso extra, además del cobro de la pensión.

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El 23% de los pisos alquilados a estudiantes universitarios pertenece a personas mayores de 60 años. Según un informe de la plataforma Live4Life, especializada en alquiler de pisos y habitaciones para el público más joven, los propietarios vienen marcados por un perfil concreto: mayoritariamente, son hombres que rondan la edad de jubilación o ya la han alcanzado y que requieren un ingreso extra para reforzar el cobro de la pensión.

Este sector de la sociedad es uno de los grandes protagonistas del mercado inmobiliario. Según Alberto Añaños, CEO de la compañía, se trata de «un perfil de arrendador muy concreto, que tiene otra vivienda principal y que no quiere estar cuidando un piso cuando puede sacarle beneficio».

Los pisos para estudiantes son una pieza importante en el puzle del alquiler. En este sentido, destacan las zonas con gran foco educativo como Madrid, donde aproximadamente 130.000 jóvenes proceden de fuera de la comunidad, ya sea de otras partes de España o del extranjero. Esta clase de activos sería una de las principales alternativas al arrendar un inmueble de este tipo.

Por rangos de edad, los propietarios más abundantes tendrían más de 60 años (23%), seguidos de los propietarios de entre 50 y 59 años (15%) y los de entre 30 y 39 años (14%).

Los datos que muestra el informe de la compañía, de origen valenciano, confirman que la mayoría de propietarios de este cómputo son hombres. Entre las personas mayores de 60 años, el porcentaje alcanza el 68,4% de total, frente a un sector femenino más reducido, que alcanza el 31,6%.

¿Por qué alquilar?

Alquilar o no alquilar… Aunque muchos de estos propietarios sienten cierta inseguridad sobre cómo serán cuidados sus pisos o si los posibles desperfectos supondrán más pérdidas que ganancias, existen dos incentivos para apostar por el alquiler de una segunda residencia: la duración de estos contratos de alquiler y la generación de ingresos asegurados.

«El principal miedo que suelen transmitir los propietarios es el de cómo dejarán su piso, si se producirán desperfectos y si les va a generar malestar con el resto de los vecinos», comenta Añaños. «Esos escenarios negativos no se producen siempre, sino que el porcentaje de incidentes es bastante bajo», añade.

En este tipo de propietarios, «lo que más se busca es desentenderse de su vivienda. Que no sea un problema. Que les gestionen el alquiler, que les aseguren las cuotas y que se encarguen de las relaciones con los inquilinos», concluye Añaños. En este punto, plataformas como Live4Life cuentan con planes de gestión integral específicos que contemplan todo este tipo de incidencias y liberan al propietario de quehaceres inmobiliarios de esta índole.

Por el lado contrario, los incentivos que motivan la puesta en alquiler de esta clase de inmuebles son evidentes: un contrato de estancia media-larga (como mínimo, este perfil necesita residencia para todo un cuatrimestre) y unos ingresos asegurados. «Los pisos para estudiantes suelen basarse en contratos para unos cuantos meses, concretamente lo que dure el curso universitario o la formación que vaya a disfrutar el estudiante», explica el CEO de la plataforma.

Al acabar el curso, el propietario decide renovar o no renovar el contrato, un momento que puede aprovechar para alargar la estancia de sus inquilinos o buscar otros nuevos, con un nuevo precio y otras condiciones.

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