El distrito 22@ de Barcelona representa una simbiosis perfecta entre la sostenibilidad y la planificación urbanística a largo plazo. En un contexto donde los riesgos asociados al cambio climático se vuelven cada vez más evidentes, invertir en edificaciones dentro del 22@ emerge como una estrategia clave para minimizar riesgos y proteger el valor a largo plazo.
El 22@ no es simplemente un área de desarrollo urbano; es un paradigma de cómo las ciudades pueden adaptarse y prosperar frente a los desafíos ambientales contemporáneos y futuros. Desde la incorporación de zonas verdes hasta la integración de sistemas de infiltración de lluvia y un transporte público eficiente, cada aspecto del distrito ha sido diseñado para mitigar impactos climáticos como el exceso de calor, las inundaciones y las sequías, todos fenómenos que se intensificarán en los próximos años.
Una característica distintiva del 22@ es su red urbana de frío y calor, conocida como District Clima. Este sistema no solo reduce las emisiones en la producción de calor y frío en más del 75%, sino que también disminuye el efecto «isla de calor» que afecta a muchas ciudades. Estos avances no solo mejoran la calidad de vida de los residentes, sino que también hacen que los edificios dentro del 22@ sean menos vulnerables a los efectos adversos del cambio climático.
Desde Cushman & Wakefield hemos analizado los riesgos físicos y transicionales del cambio climático en 20 activos en España este año. Los resultados son reveladores: los edificios situados en el 22@ enfrentan menores riesgos climáticos. Particularmente, un edificio alineado con los más altos estándares de sostenibilidad, salud y bienestar en el 22@, muestra una notable reducción de riesgos tanto físicos como transicionales.
Los riesgos físicos, como el exceso de calor, la sequía y las inundaciones, se ven considerablemente mitigados gracias a las características urbanísticas del 22@. Adicionalmente, los riesgos transicionales, que incluyen impactos financieros derivados de la no adaptación al cambio climático, se reducen al mínimo en edificaciones que cumplen con estándares elevados de sostenibilidad. Estar alineado con los objetivos de net cero no solo disminuye la exposición a incrementos en los precios de la energía y nuevos impuestos de CO2, sino que también reduce los costes de reparación por daños climáticos y los gastos asociados a la escasez de recursos como el agua.
Además, las medidas de salud y bienestar, junto con la accesibilidad mediante transporte sostenible, aseguran un confort a largo plazo y una mayor atracción de usuarios al edificio. Las iniciativas de biodiversidad, por su parte, garantizan el cumplimiento de las futuras normativas ambientales, como la ley de restauración de la naturaleza.
Disponer de todas estas medidas asegura un rendimiento operativo superior. Los costos operativos se reducen gracias a menores gastos imprevistos y una alineación constante con las necesidades empresariales emergentes. Esto se traduce en una disminución del riesgo y un incremento del valor de las propiedades a largo plazo.
El distrito del 22@ no es solo un modelo de urbanismo sostenible, sino también una apuesta segura para quienes buscan proteger y aumentar el valor de sus inversiones frente a los desafíos del cambio climático. Su enfoque holístico y avanzado en materia de sostenibilidad urbana lo convierte en un aliado indispensable en la construcción de un futuro resiliente y próspero.
Artículo de opinión escrito por Miquel Estelrich, Sustainability Senior Consultant en Cushman & Wakefield
