En un contexto en el que el acceso a la vivienda es cada vez más complicado, especialmente en ciudades donde los precios de alquiler no paran de crecer, los jóvenes se encuentran ante una encrucijada para encontrar un lugar donde vivir. En la última década, el precio del alquiler ha aumentado en torno a un 50%, con Madrid y Barcelona a la cabeza de esta subida, donde el alquiler de un pequeño apartamento puede superar los 1.000 euros mensuales. Ante esta situación, encontrar un espacio habitacional asequible y en condiciones que permitan sentirse como en casa es un reto cada vez más complejo.
Esta dificultad se agrava para aquellos jóvenes que dejan atrás su ciudad natal para comenzar la etapa universitaria, una de las mejores fases de su vida. El modelo habitacional de las residencias de estudiantes es para ellos una respuesta accesible y ajustada a las necesidades y expectativas de las nuevas generaciones y de sus familias, en un entorno cada vez más desafiante para la vivienda joven.
Los problemas de accesibilidad a la vivienda que sufren los jóvenes no son un aspecto que deba tomarse a la ligera, y es que de hecho según un reciente estudio de The Class Foundation, las dificultades financieras llegan a tener un impacto significativo en la felicidad estudiantil. El propio informe aboga como solución por la creación de más fondos de emergencia e incentivos de vivienda asequible para los operadores e inversores por parte de las instituciones públicas con el objetivo de aliviar así la presión financiera sobre los estudiantes y sus familias. Una situación que se hace extensible también a los estudiantes de Erasmus de toda Europa que vienen a España como uno de los principales destinos. Así lo corrobora el último estudio realizado por ESN (Erasmus Student Network) que afirma que más de un tercio (35%) de los estudiantes Erasmus experimentan serias dificultades para encontrar un alojamiento accesible.
En este sentido, uno de los grandes beneficios de las residencias de estudiantes como solución habitacional es la estabilidad de los costes. A diferencia de los pisos compartidos, donde los gastos de servicios básicos pueden fluctuar e incrementar el precio final, las residencias ofrecen una tarifa fija. Esto resulta especialmente relevante en un entorno inflacionario, donde los costes de vida siguen en aumento y afectan especialmente a los más jóvenes.
En el lado social y más allá de los aspectos económicos, la vida en una residencia de estudiantes tiene el valor añadido de la generación de un sentimiento de comunidad. Frente a otras alternativas, las residencias de estudiantes incluyen no solo el alojamiento, sino también un amplio abanico de servicios y espacios comunes. Estos están diseñados para fomentar una comunidad universitaria, en la que los estudiantes pueden participar en actividades recreativas y culturales junto a otros jóvenes que atraviesan la misma etapa vital. Así, las residencias proporcionan un entorno que impulsa tanto el desarrollo personal como académico de los estudiantes. Este enfoque permite a los jóvenes integrarse más rápidamente en su nueva ciudad, favoreciendo la socialización y adaptación a su entorno universitario. Esto enriquece su experiencia y les proporciona un sentido de pertenencia en un espacio que pueden llamar hogar.
Todos estos factores confluyen en una gran demanda de plazas en residencias de estudiantes, como alternativa habitacional de calidad y accesible, teniendo en cuenta la situación del mercado inmobiliario. Las residencias de estudiantes han dejado de ser simples alojamientos para convertirse en la opción mejor adaptada a las necesidades de las nuevas generaciones y por ende, la alternativa más escogida por los estudiantes y sus familias.
No obstante y desafortunadamente, la demanda excede con creces la oferta actual. En términos de oferta, España tiene un ratio bajo de plazas en comparación con la media europea, con una cobertura del 8% de camas por estudiante. Esto indica una gran demanda insatisfecha no solo en Madrid y Barcelona, sino también en otras grandes ciudades del país que debe ser respondida a través de una oferta accesible y completa para los jóvenes y sus familias.
De cara al próximo año el objetivo no debe ser otro que cerciorarnos de que todo aquel estudiante que elija vivir en una residencia de estudiantes pueda hacerlo y tenga la posibilidad de disfrutar de todas las ventajas que ofrece esta solución habitacional a un precio accesible. La situación del mercado inmobiliario, marcado por un contexto inflacionario, no representa una alternativa que se ajuste a la realidad social que viven nuestros jóvenes. Por ello, desde el segmento de PBSA, tenemos que seguir trabajando para ampliar nuestra presencia, no sólo en las grandes capitales del país, sino también en aquellas otras regiones donde la apertura de una residencia supone una bombona de oxígeno.
Artículo de opinión escrito por Marta Sánchez, CEO de Resa