Juan Carlos Bandrés, presidente de Grupo Lobe, cree que la construcción debe profesionalizarse mediante la industrialización; sin embargo, entiende que un salto cualitativo tan grande no sucede de un día para otro. En pleno Rebuild 2023, consciente de la importancia que tienen los márgenes comerciales, Bandrés analiza junto a Brainsre los problemas que el sector de la construcción achaca actualmente.
Pese al contexto, el grupo consolidó su crecimiento con una facturación de 111 millones de euros y un beneficio de 12,5 millones en 2022. Según Bandrés, los costes en la construcción volverán a subir este año, al tener que aplicar normativas publicadas a final de año que «obligan a meter estructuras con más hierro y mejor calidad del hormigón en las obras, así como placas solares», lo que desdibuja, «la ligera amortiguación en el alza del precio de materiales».
Pregunta: ¿Cómo ha evolucionado el sector de la construcción durante 2022?
Respuesta: Ha sido un año durísimo, como sabemos, en el que los costes de materiales y la inflación tan contundente -que venía ya alimentada del 2021- hace que toda esa inflación oficial ahora ya en el 2023 se esté trasladando a los costes reales de las operaciones. Esto es algo que hay que tener en cuenta.
Una cuestión es cuándo se produce la inflación oficial y cuándo esa inflación oficial afecta de manera impactante al futuro de los nuevos proyectos. Eso está haciendo que los márgenes comerciales se vean reducidos, y que se produzca una cierta necesidad de profesionalización del sector vía industrialización.
Sin embargo, hay que tener en cuenta en todo momento que es un salto tan cualitativo que no se hace fácilmente ni en breve tiempo y, evidentemente, los players y operadores serán otros.
P: ¿Y cómo va a ser 2023?
R: El sector, tras la crisis del 2008, nunca ha llegado a un nivel de actividad realmente importante. Deberíamos, como sector, contemplar y recordar que solamente el 20% de los clientes que compran una vivienda a lo largo del año confían en nosotros como sector privado. El 80% se va a la vivienda ya existente.
¿Qué significa? Que el producto que estamos ofertando no es suficientemente importante ni llamativo para ese cliente. Tenemos que competir con esa resistencia del mercado a no acabar de escuchar qué significa una vivienda nueva y sus nuevas condiciones.
P: De cara a los próximos años, ¿cuáles son los principales retos de la construcción?
R: El principal reto, además de la profesionalización, es cómo industrializar un sector que tradicionalmente ha estado tan anclado en la ejecución artesanal, la ejecución tradicional. Nunca se le ha dado verdadera importancia a lo que significan los costes que generan la actividad cotidiana de la obra normal.
A lo largo del 2024-25, no sé si se alargará mucho mas, pero qué duda cabe, la industrialización del sector va a ser importante y va a ir marcando unas nuevas reglas del juego para que todo eso sea posible. Porque los diferentes operadores van a necesitar es margen comercial, sin margen comercial la actividad no se puede retomar.
Trasladarle al cliente el incremento de costes que se ha producido con una inflación oficial, más la inflación que se va a producir en el propio sector por la falta de mano de obra y por los incrementos de normativa, que de forma regular, año tras año, se van produciendo como incremento… Eso va a poner dificultades, y la única manera va a ser hacer una lectura diferente, teniendo muy en cuenta qué significa industrializar.
Hay que fijarnos en los sectores realmente industrializados, cómo tienen contemplados los procesos. Pero los procesos, desde el minuto uno, digitalización real, no aparentar que digitalizamos y, sobre todo, de manera muy importante, vinculado a la ejecución de los edificios, tanto sea BTS como sea BTR. En todos los casos, la única manera que habrá de mantener la actividad real será por ese camino.
P: ¿Aumentará el grado de penetración de esta industrialización?
R: Seguro. No hay retorno. Al sector, no le va a quedar más remedio si quiere actividad, no hay otra posibilidad.