
Las oficinas europeas se enfrentan a la obsolescencia. Según el informe «European Obsolescence» de la consultora inmobiliaria Cushman & Wakefield, basado en el análisis de 218 millones de metros cuadrados de oficinas en 11 de los principales países europeos, más de las tres cuartas partes de los edificios de oficinas de Europa corren el riesgo de quedar obsoletos a finales de esta década, a menos que los propietarios inviertan en mejoras o encuentren usos alternativos para ellos.
Según el informe, factores como el trabajo híbrido, las nuevas demandas de los ocupantes, la mayor acción legislativa en materia de sostenibilidad por parte de los gobiernos europeos, o la incertidumbre en el contexto económico obligan a acelerar esta modernización de los activos. La incorporación del trabajo híbrido ha llevado a los ocupantes de oficinas a buscar lugares de trabajo de mayor calidad que cumplan con los últimos estándares ambientales, de bienestar y de conectividad digital.
En este sentido, los activos con los mejores estándares y certificaciones representaron un 54% de la demanda total de oficinas en Europa entre 2019 y 2022, y se espera que esta tendencia se intensifique a medida que la demanda supere la oferta en muchos mercados, sobre todo en Praga, Budapest, Milán, Varsovia, Madrid, Barcelona y Londres. El informe destaca que, en España, donde se han analizado 21 millones de m2, el espacio de calidad ha representado un 64% de la absorción total, siendo del 56% en el periodo anterior.
Otro de los grandes factores es la sostenibilidad, que está demostrando ser uno de los impulsores más importantes en Europa, tanto en términos de legislación como de expectativas de los ocupantes. En esta línea, las oficinas por debajo de un cierto nivel de rendimiento energético están bajo amenaza de obsolescencia legal, por lo que se está instando a los propietarios a actuar ahora para mitigar el impacto en sus carteras. En el Reino Unido, por ejemplo, los edificios comerciales deben tener una calificación EPC mínima de E para abril de 2023, aumentando a B para 2030.

Por otro lado, alrededor de la mitad del stock de oficinas existente en Europa tiene más de 30 años y solo el 14% se ha construido o modernizado en los últimos 10 años, lo que requiere que los propietarios actualicen sus activos o se expongan al riesgo de caer a un nivel inferior. El análisis de Cushman & Wakefield estima que solo alrededor del 24% del stock de oficinas actual, construido en la última década, se adapta al uso de la oficina moderna y tiene una gran demanda; el 62% de stock requiere reposicionamiento para evitar el deterioro; y un 14% son oficinas no actualizadas, ya obsoletas para el mercado. En España, el 53% del stock se construyó antes del año 2000 y solo el 14% se ha construido o reformado en los últimos 10 años.
Javier Bernades, director de Oficinas de Cushman & Wakefield en España, ha afirmado que «para los propietarios de oficinas, no hacer nada ya no es una opción. Y cuanto antes lo hagan, mejor». Según Bernades, «los propietarios que inviertan en sostenibilidad, servicios y bienestar para sus ocupantes, protegerán el valor de sus activos a largo plazo y podrán competir en un mercado cada vez más exigente». Por último, Bernades ha destacado que «es el momento de decidir qué activos pueden adaptarse a esta nueva realidad, y replantearse qué hacer con los que no podrán nunca alcanzar los nuevos estándares».