
En el espacio construido, cada decisión cuenta. Pablo Martín, director de la Asociación Española de Fabricantes de Fachadas Ligeras y Ventanas (Asefave), explica que el tipo de acristalamiento influye en aspectos clave, como confort, el ahorro energético, la estabilidad mecánica, el aislamiento acústico, la seguridad frente al incendio, la seguridad frente al impacto o la calidad del aire interior.
¿Hasta qué punto las ventanas en España cumplen con los criterios que propone el CTE? A día de hoy, la mayoría no encajaría dentro de los parámetros que promueve el documento. «Las ventanas tienen una vida útil estimada en torno a 30 años», sin embargo, «el CTE aún no ha cumplido 20 años», así que «un alto porcentaje de las ventanas instaladas en los 25 millones de viviendas de este país (y también instaladas en otros edificios residenciales y terciarios) adolecen de un aislamiento térmico por debajo de lo que exige el actual CTE«.
Aunque «todos y cada uno de los actuales seis documentos básicos del Código Técnico de la Edificación (CTE) tienen exigencias en relación a huecos y fachadas», verificar la correcta instalación en obra es un paso indispensable. Junto a Brains Real Estate, Martín explora la importancia de las ventanas en los edificios desde una perspectiva de confort, salud y eficiencia energética, e insta a las administraciones públicas a ser las primeras en dar ejemplo a la hora de rehabilitar su parque edificado.
Pregunta: ¿Qué tipo de ventanas es el más habitual en España?
Respuesta: Lo que más marca la tipología de ventanas es su sistema de apertura; siendo los sistemas más utilizados, en líneas generales: sistemas deslizantes y sistemas abatibles, aunque cada uno de ellos tiene numerosas variantes.
Tradicionalmente, los sistemas deslizantes han sido más habituales en zonas de clima más templado (arco mediterráneo, ambos archipiélagos), mientras que los sistemas abatibles se encuentran con mayor frecuencia en el interior peninsular y área cantábrica.
P: Por el tipo de ventanas instaladas, ¿qué porcentaje de parque edificado podría considerarse «mal aislado» en España?
R: Se ha de tener en cuenta que las ventanas tienen una vida útil estimada en torno a 30 años, mientras que el Código Técnico de la Edificación (CTE) aún no ha cumplido 20 años, con lo que un alto porcentaje de las ventanas instaladas en los 25 millones de viviendas de este país (y también instaladas en otros edificios residenciales y terciarios) adolecen de un aislamiento térmico por debajo de lo que exige el actual CTE.
P: ¿Cómo ha cambiado el sector del acristalamiento en las últimas décadas? ¿Dónde está el foco actualmente?
R: Justamente, la búsqueda de una mayor eficiencia energética ha movido en las últimas décadas la innovación en el sector: materiales más aislantes, sistemas con la máxima estanqueidad…
Actualmente, el foco se está desplazando hacia la sostenibilidad. Se da por supuesto que los productos son energéticamente eficientes; a partir de ahora, además, han de justificar que tienen el menor impacto ambiental posible, la menor huella de carbono, el máximo de contenido de material reciclado, el menor consumo de energía…
P: Sobre acristalamiento, ¿qué aspectos aborda el Código Técnico de la Edificación?
R: Todos y cada uno de los actuales seis documentos básicos del CTE tienen exigencias en relación a huecos y fachadas: ahorro energético, estabilidad mecánica, aislamiento acústico, seguridad frente al incendio, seguridad frente al impacto, calidad del aire interior…
Prácticamente, en todos los aspectos relacionados con el confort y la habitabilidad de edificios y viviendas, las carpinterías y fachadas tienen un papel relevante y, en algunos de ellos, sus prestaciones son las más importantes para ese confort.
P: ¿Qué opina la asociación al respecto? ¿Haría alguna modificación en el texto?
R: El Código irá actualizándose con las nuevas exigencias que se van marcando desde las directivas europeas y los propios avances tecnológicos del sector.
Pero es necesario que, además de exigir prestaciones a los productos, se verifique su instalación. Deberían recogerse como obligatorios en el control de calidad de las obras, ensayos tales como estanquidad al agua de las fachadas, su nivel de aislamiento acústico, el grado de hermeticidad de las envolventes.
De esta forma, se reducirían notablemente los sobrecostes que la no calidad de la ejecución de las obras tiene y mejoraría la satisfacción de los usuarios.
P: ¿Por qué es importante seleccionar bien el tipo de ventanas de un activo inmobiliario?
R: Básicamente por el confort de los usuarios. Últimamente parece que el único indicador es el ahorro energético, pero en muchas ocasiones la falta de confort se produce por otros aspectos: falta de aislamiento acústico, problemas de permeabilidad al aire, condensaciones, mala calidad del aire interior.
Son aspectos que se han de considerar a nivel de proyecto y se han de cuidar durante la ejecución en obra.
P: A nivel salud, ¿cómo influye esta selección de materiales/productos?
R: La diferencia no se produce tanto en cuanto a los materiales, sino en relación a sus prestaciones.
Se ha de tener en cuenta la orientación del edificio donde se van a instalar, el entorno del edificio y su disposición en relación a otros edificios próximos para acertar en la elección del producto más adecuado.
P: Además de la temperatura o la sensación térmica, el acristalamiento es un sector que se preocupa por cuestiones como la iluminación en la vivienda. ¿Qué vínculo existe entre la buena iluminación y el bienestar?
R: Una de las funciones de las carpinterías y fachadas acristaladas es permitir la entrada de la luz natural a los recintos, manteniendo el confort en su interior, es una necesidad básica del ser humano. Y se ve una tendencia a diseñar grandes huecos en los que se busca la menor presencia posible de los perfiles y la mayos superficie acristalada.
Pero esa entrada de luz natural se ha de controlar ya que se pueden dar fenómenos indeseados: sobrecalentamiento, pérdida de energía, deslumbramiento. Por ello, la combinación de acristalamiento y sistemas de control solar es un aspecto crítico en la definición del hueco.
P: ¿Y entre el aislamiento acústico y el bienestar?
R: Uno de los principales motivos que lleva al cambio de las carpinterías existentes es el aislamiento acústico. Y es uno de los primeros aspectos en los que el usuario nota la mejora cuando se sustituyen por un buen producto.
P: ¿Mejora la calidad del aire interior apostar por ventanas que aíslen adecuadamente?
R: En la calidad del aire interior influye principalmente la renovación del aire de los recintos, especialmente en estancias húmedas (cocinas y baños) y aquellos que albergan un buen número de personas con larga permanencia (aulas, salas de reuniones).
Las carpinterías han desarrollado sistemas propios (como la microventilación) para garantizar los caudales de renovación de aire necesarios sin pérdidas energéticas ni de aislamiento acústico.
Actualmente, el uso de sensores (para detectar el contenido de CO2) ligados al cierre/apertura de los huecos optimiza aún más la calidad del aire interior.
P: A nivel económico, ¿cuál es la diferencia? Respecto a un hogar mal aislado, ¿un hogar con buen aislamiento gasta más o menos en la factura de la luz?
R: Gastar más o menos en las facturas de la luz no solo depende de las características constructivas del hogar, ya que hay una serie de gastos fijos que, de hecho, en muchos casos son el importe más importante.
Hay que fijarse en el consumo y ahí es donde sí que se nota la diferencia entre una carpintería eficiente energéticamente y otra que no lo es.
Pero también hay que tener en cuenta los hábitos del usuario. Para conseguir el máximo ahorro se han de conjugar tres aspectos: un producto eficiente, bien instalado y correctamente usado, incluyendo también la necesidad de llevar a cabo su mantenimiento a lo largo de su vida útil.
P: Que los espacios sean «saludables», ¿es importante para el comprador final? ¿Y para el tejido empresarial encargado de construir espacios (promotoras, empresas de reforma, fabricantes, etc)?
R: Cada vez es más habitual que los propietarios (promotores) de los edificios anuncien algún tipo de certificación medioambiental del inmueble. Se ha convertido en un argumento de venta y una guía para la inversión del comprador.
Hay organizaciones que quieren agregar a su reputación corporativa el hecho de que sus instalaciones gozan de la máxima certificación energética y ambiental.
Pero también la demanda lo exige. Poco a poco, los compradores valoran en su decisión que el edificio o la vivienda disponga de estas certificaciones.
P: Hoy en día, ¿las administraciones públicas se preocupan por parámetros como aislamiento térmico/acústico/calidad del aire interior/etc en el parque edificado?
R: Es curioso que mientras las administraciones son las encargadas de exigir el cumplimiento de la normativa y la reglamentación, cada vez más exigente en estos aspectos, no acaban, en general, de asumir el papel que estas mismas normativas les otorgan de actuar de forma ejemplarizante.
Propietarios y gestoras de un amplio parque edificatorio, se echa en falta que den un paso adelante e impulsen estas medidas, especialmente que incrementen la rehabilitación de sus activos inmobiliarios.
P: ¿Hasta qué punto se encarece el precio de compraventa de un activo inmobiliario por cuestiones como un acristalamiento «responsable« con la salud?
R: No es correcto centrar la discusión en el precio de la compra-venta.
Por un lado, los edificios más eficientes y saludables tienen un mejor comportamiento (menor gasto en consumo) que edificios que cumplen con el mínimo exigido por la reglamentación.
Y, por otro, un edificio construido con una buena calidad de ejecución va a ahorrar mucho dinero a sus propietarios/gestores en temas de reclamaciones, siniestros, reparaciones, alargando la vida útil del edificio y su rentabilidad.
P: ¿Algún segmento inmobiliario se preocupa más que otro por esta clase de cuestiones?
R: En líneas generales, aquellos que ven en la certificación de la calidad un argumento comercial: sector terciario, ya que se incrementa el valor del inmueble; sector hotelero, atrae a más clientes; sector comercial, aumenta la reputación corporativa.
Donde cuesta más llegar es al sector residencial en el que pesa mucho la localización del inmueble sobre otros criterios de decisión.
P: ¿Detectan diferencias en la sensibilidad a estos temas entre diferentes tipos de compradores (familias, jóvenes, personas mayores, etc.)?
R: Cada segmento tiene sus propias motivaciones.
Las personas mayores necesitan que los edificios y viviendas estén adaptados a sus necesidades de accesibilidad.
En las familias, además de la necesidad de contar con un hogar, se ve la vivienda como su inversión económica principal.
A medida que los jóvenes actuales sean el segmento comprador más importante seguramente nuevos requisitos ganarán peso que, hasta ahora, no son mayoritarios. Siendo generaciones de nativos digitales, la conectividad en edificios y viviendas será un nuevo criterio de decisión.