España no tiene cultura de la rehabilitación y todavía queda un largo camino por recorrer. Es por eso que no sorprende que en las comunidades de vecinos cueste tanto, por norma general, llegar a un acuerdo para aprobar una obra, incluso cuando son necesarias y no pueden retrasarse más. Los procesos, por lo tanto, se alargan por falta de conocimiento y confianza y acaban obligando a aquellos que los impulsan a perseguir a sus vecinos, que prefieren esperar a que algo se rompa antes de intervenir.
Pero esto no se limita a la conservación de las estructuras de los edificios, sino que la rehabilitación es también una cuestión muy ligada a la sostenibilidad. Así, si recurrimos a los últimos datos de fuentes estatales, observamos como 4 de cada 5 hogares españoles presentan ineficiencias energéticas de algún grado ¿La consecuencia? Un consumo de energía más alto y graves problemas medioambientales.
Si nos centramos concretamente en Cataluña, los datos no engañan: desde que empezaron a llevarse a cabo las Inspecciones Técnicas de Edificios (ITE) en el año 2015 se han encontrado incidencias importantes, graves o muy graves en 1 de cada 2 revisiones. Todo esto, en definitiva, constata un problema latente en nuestro parque de viviendas que necesita de intervención inmediata.
Ante esta situación, el principal aliado hasta ahora eran los llamados Fondos Next Generation de la Unión Europea, aunque con una creciente tendencia estamos viendo que las Comunidades Autónomas están cerrando sus procesos de convocatoria. Esto, debido a que muchas de ellas constatan que ya han entregado el 100% de los fondos que les corresponden. Por otro lado, existe la percepción a nivel de las empresas que gestionan la solicitud de las ayudas que los fondos no están llegando a la ejecución, habiendo muchas comunidades de vecinos que esperan, desde hace meses, las ayudas europeas para mejorar la eficiencia energética de sus hogares.
Una situación complicada, ya que se estima que con esta ayuda se pueda llegar a reducir un 30% el consumo de energía no renovable, un 7% la demanda de calefacción y refrigeración, y hasta 650.000 toneladas de emisiones de CO2 al año.
Una de las llaves para que todo esto pase del papel a la realidad es el rol que desempeñará el Gobierno, que confiamos en que entregue dichas ayudas de forma ágil para que las familias empiecen a beneficiarse lo antes posible de ellas. El impacto en el día a día de los españoles, de salir todo adelante, será mayúsculo, pues se estima que alcanzarán un nivel de ahorro de entre el 30% y el 70% en función de las reformas que lleven a cabo. Diversos estudios cifran en 95 euros mensuales el ahorro en facturas de energía para aquellas familias que realicen reformas integrales, por ejemplo. Entre la variedad de trabajos posibles a realizar se encuentran la mejora del aislamiento térmico, la renovación de puertas, ventanas o la instalación de sistemas de calefacción eficientes y la implementación progresiva de alternativas de energía renovable.
Si queremos cumplir con los objetivos europeos de descarbonización, la rehabilitación de viviendas será nuestra gran aliada y para ello necesitamos herramientas de apoyo para incentivar a que las comunidades de vecinos tomen la decisión de contribuir a mejorar el estado del parque inmobiliario español. El propio Ejecutivo calcula que hay 1,2 millones de viviendas que deben rehabilitarse antes de 2030, cifra que debería multiplicarse hasta los 7 millones para 2050. Es un gran desafío, ambicioso, pero muy necesario; y que hay que abordar desde la colaboración: todos tenemos que arrimar el hombro para tener un futuro inmobiliario brillante para las generaciones que están por venir.
Artículo de opinión escrito por Eduardo Juan, responsable de Rehabilitación Energética de Aquí tu Reforma.