Al usuario final le preocupa el material del que está hecha la vivienda y su seguridad, pero embargo, prioriza otros factores. Según Elena Santiago, Secretaria General de Hispalyt, la Asociación Española de Fabricantes de Ladrillos y Tejas de Arcilla Cocida, «la ubicación y el tamaño priman sobre la calidad y la seguridad» del activo.
Según el Informe Ipsos, encargado por la organización con el objetivo de analizar la percepción social de la vivienda, el 90% de la sociedad española considera que la selección de materiales puede aportar «muchos beneficios» y pagaría «un poco más» por mayor seguridad; no obstante, también cree que así aumentaría bastante el precio final.
Dicho encarecimiento sería insignificante, puesto que el coste de todos los materiales de construcción de una vivienda (fachada, tejado, paredes, techos, suelos, ventanas, acabados, etc.) suponen solo el 10 % del coste total de dicha vivienda.
La asociación, compuesta por 100 empresas, se preocupa por la normativa y la opinión del cliente final, que coincide en su mayoría en la necesidad de modificar la normativa actual de protección frente a incendios (DBSI del CTE). Desde la primera versión, aprobada en 2006, el texto incorporó en 2019 varias modificaciones parciales, pero no las suficientes.
Frente a parámetros habituales en ayudas públicas, como la eficiencia energética, revisada por ley cada cinco años, «la seguridad no está demasiado en el foco» actualmente. Este factor clave «no introducido en estas ayudas» ha de ponerse en valor y abordarse desde una perspectiva multifactorial, considerando cuestiones como la durabilidad, la resistencia mecánica, a la humedad o al fuego, señala Santiago.
Hispalyt reclama a la administración endurecer la normativa actual de protección frente a incendios, no cumplir con mínimos, más ambición: igualar exigencias con otros mercados europeos. E independientemente de su aprobación, la asociación insta también al sector promotor a «tener en cuenta la opinión de la ciudadanía».
Para concienciar sobre la importancia de las paredes interiores como elemento central de un edificio, Hispalyt ha lanzado la campaña ‘Paredes seguras‘, que reflexiona sobre cómo los materiales repercuten directamente en factores clave de la vivienda.
En el último episodio de Brains Real Estate News Podcast, la secretaria general de Hispalyt repasa el concepto ‘seguridad’ en la vivienda; la normativa de protección frente a incendios (DB SI del CTE); las modificaciones que la asociación demanda en el actual texto; la opinión de los consumidores al respecto o las características que aporta el ladrillo a un edificio.
Aumento de la preocupación social ante la protección frente al fuego
El reciente incendio en Campanar (Valencia), que a finales de febrero acabó con la vida de 10 personas y dejó sin hogar a más de 100 familias, ha reabierto el debate sobre la seguridad de los edificios y ha planteado nuevas preguntas sobre la normativa actual.
En el parque edificado español, ¿podría volver a pasar? Tras analizar el edificio, «no se puede decir que ese edificio no cumplía la normativa». Santiago, que estuvo durante el desescombro del activo -ya ejecutado al 25%, según Valencia Plaza-, explica que lo que más impactó en la opinión pública fue la fachada, que tras la actualización en 2019 del Documento Básico de Seguridad frente a Incendios (DBSI), «no estaría permitida a día de hoy».
Sin embargo, al entrar en vigor a partir de su publicación, «todo el parque construido no está sometido a esas nuevas regulaciones». Se trata de un aspecto a tener en cuenta y todo un reto a nivel rehabilitación, ya que la mayoría de los edificios en España se construyeron durante los 80.
Como los tabiques, las paredes interiores estaban construidas con entramado autoportante con placa de yeso laminado -más conocido como pladur-, un material no combustible, pero que sí se rompe y se cuartea ante al aumento de la temperatura. Aunque el interior del inmueble ha quedado «diáfano», «la pared de ladrillo de la fachada está impecable», dado el buen comportamiento de este material frente a incendios.
Cambios que demanda Hispalyt en la normativa de protección frente a incendios (DBSI en el CTE)
Por cómo ha sido la construcción española hasta hace unos años, «en todas nuestras viviendas, se han utilizado materiales tradicionales, como ladrillo o piedra», que son muy resistentes al fuego. «Esto hace que no estemos acostumbrados a este tipo de incendios», como ocurre en otros países donde están «más concienciados» y han modificado la legislación, tras haber experimentado peores consecuencias.
Según el estudio ‘Víctimas de Incendios en España 2020‘, realizado por Fundación Mapfre y la Asociación Profesional de Técnicos de Bomberos (APTB), en España se producen 50 incendios en viviendas al día. Para evitarlos, se debe revisar la ley, que ha de atender, también, los tabiques de la vivienda, no contemplados en la versión actual, señala Santiago.
El DB SI CTE es «prestacional«, así que no impone con qué materiales construir, sino qué valores han de cumplir en cada aspecto los materiales empleados. El texto se divide en varios apartados porque, según el sistema constructivo, se ajustan valores numéricos que funcionan a modo «exigencias».
Más que «dejar fuera ningún material», se trata de «velar por la seguridad de los ciudadanos». Santiago destaca que, aunque el ladrillo cumple con todas las normativas, durante los últimos años, otros productos como el pladur han adaptado su catálogo y disponen de placas especiales con mayor resistencia al fuego, que son las que se deberían emplear para mejorar la seguridad frente a incendios.
La entidad se está reuniendo con organizaciones, colectivos y el propio Ministerio de Vivienda para demandar cambios concretos, como duplicar el nivel actual de resistencia al fuego de las paredes, de EI 60’ (una hora de protección) a EI 120’ (dos horas).
¿Por qué decantarse por el ladrillo cerámico?
Existen dos tipos de ladrillos: el ladrillo caravista, visible, utilizado habitualmente en las fachadas, y el ladrillo para revestir, no visible normalmente, por ir acompañado de un revestimiento de yeso, utilizado en paredes interiores. Esta última clase es relevante por aportar muchas prestaciones a la vivienda.
En las declaraciones ambientales de producto, unas certificaciones voluntarias muy exhaustivas que incluyen toda la información del producto, «tenemos reconocidos 150 años», el triple del ciclo de vida de un edificio, que se sitúa en una media de 50 años. A futuro, a nivel circularidad, también tiene sentido. Es un material con alta capacidad de reutilización, una tendencia apenas popular en España pero muy extendida en otros mercados europeos.