
España está en un punto de inflexión para consolidarse como un hub de ciencia e innovación. A nivel global, el sector ha demostrado ser resiliente y altamente rentable, con un crecimiento sostenido y una capacidad única para generar empleo cualificado. Sin embargo, para que el país pueda competir con otros polos de referencia a nivel global, es fundamental acelerar la inversión en infraestructuras especializadas, un ámbito en el que el sector inmobiliario tiene un papel clave.
En mercados como Estados Unidos o Reino Unido, la colaboración entre real estate e industria ha sido determinante para el desarrollo del sector, con la creación de hubs que combinan laboratorios avanzados, espacios de producción y entornos que favorecen la innovación. En España, sin embargo, las iniciativas privadas aún son incipientes y han estado mayoritariamente enfocadas en espacios de oficina dentro de parques empresariales, o áreas de coworking especializadas, dejando la creación de hubs científicos a instituciones públicas, como los parques científicos, con capacidad de crecimiento limitada.
Si bien estos espacios han sido muy útiles para atraer y retener talento, consolidar el sector y fomentar la colaboración, la mayoría han llegado a su máximo de ocupación y no cubren la necesidad actual más urgente del sector: infraestructuras adaptadas a los requerimientos técnicos de las empresas innovadoras. Laboratorios de última generación, salas blancas con condiciones de producción controladas o instalaciones específicas para el almacenamiento y la manipulación de materiales sensibles son clave para el desarrollo del ecosistema.
El desarrollo privado de este tipo de infraestructuras presenta retos significativos. A diferencia de la construcción de oficinas tradicionales, los espacios para empresas deep tech requieren inversiones iniciales más altas y conocimiento experto en la construcción y gestión de este tipo de espacios, lo que requiere inversores con una visión estratégica y conocimiento del sector. Además, la gestión de estas infraestructuras debe ir mucho más allá de la construcción y el mantenimiento del espacio. Es fundamental ofrecer servicios avanzados como soporte en tecnología científica, certificaciones normativas y desarrollo y dinamización de comunidades innovadoras, elementos clave para que estos hubs no sean solo contenedores de empresas, sino verdaderos operadores y motores del ecosistema.
Estos factores han limitado la entrada de inversores al sector en España, donde la experiencia en la gestión de hubs especializados es aún reducida. Son necesarios modelos con un enfoque integral, que incorporen tanto el desarrollo como la gestión adaptados a las necesidades específicas del sector.
A pesar de las barreras, el momento de impulsar el sector de ciencia e innovación es ahora. Ciudades como Barcelona, Madrid, Valencia y Bilbao están consolidando ecosistemas de innovación, y la colaboración público-privada comienza a tomar fuerza. Estas iniciativas son clave para la evolución del ecosistema. Sin embargo, su presencia aún es limitada en comparación con otros mercados internacionales. La demanda de espacios especializados es una realidad creciente, y los inversores que sepan adelantarse a esta necesidad jugarán un papel clave en la transformación del sector.
La unión de los sectores de real estate y ciencia e innovación es un motor muy potente que tenemos que aprovechar para que España se fortalezca como un referente internacional. El momento para apostar por el life science, el aeroespacio, los medical devices, los semiconductores y todos los sectores deep tech es ahora: la oportunidad está en desarrollar infraestructuras especializadas que respondan a las necesidades reales de las compañías y que permitan competir con otros mercados líderes. Las inversiones que se realicen hoy no solo definirán el futuro del sector en España, sino que posicionarán al país en el mapa de la innovación global. Convertir esta oportunidad en realidad requiere visión, compromiso y un enfoque estratégico que integre a todos los actores del ecosistema, públicos y privados.
Artículo de opinión escrito por Pilar Gil, Co-CEO de Deeplabs