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Una caída del consumo inédita en plena crisis de modelo: así es el ‘tsunami’ que amenaza el retail español

El gasto se concentra en el supermercado y las compras de alimentación e higiene, mientras en el sector se esperan descensos de rentas del 10% y la vuelta de inversores oportunistas.

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El avance de la pandemia, con un tercio de la población mundial recluido ya en sus casas, ha provocado una profunda retracción del gasto de familias y empresas en un contexto de aumento de la incertidumbre, hasta niveles probablemente ‘inéditos’ en décadas, como lo califica el Banco de España (BdE).

«Los efectos son pronunciados en turismo, transporte y ocio, con una suspensión casi completa de hostelería y comercio minorista», analizaba el último informe del supervisor. «En cualquier caso la pérdida de negocio que tengamos ahora, no la recuperaremos, pero con las medidas que se tomen por parte de las autoridades, el cuarto trimestre podrá ser muy similar al de cualquier otro año«, explica Pedro Barrera, retail director de Colliers.

Unas medidas que no van a evitar la futura renegociación a la baja de las rentas «de hasta el 10%» y la puesta en el mercado de centros comerciales, «porque inmobiliarias e inversores tendrán que recomponer su cuenta de resultados», explica un consultor, que en estos días de incertidumbre prefiere no aventurarse a dar más cifras.

La consultora Laborde Marcet estimaba en un 20% la posible caída del precio de los locales comerciales y Merlin Properties ha hecho público que el impacto en las rentas brutas totales previstas para 2020 por la compañía sería inferior al 10%, y ha decidido reducir el alquiler a aquellos comercios que más sufran el cierre en los centros por el estado de alarma, negociando con cada propietario.

Natalia Fernández, analista asociado de Auraree, llama la atención sobre el impacto en otro nicho de mercado: «Con la disminución de personas en sus puestos habituales de trabajo, también las compañías que ofrecen servicios a las oficinas (restaurantes, cafeterías, shuttle services) y retail tradicionales se verán afectados económicamente».

Impacto en centros comerciales

Las empresas con más negocio enfocado al retail sí están sufriendo más, porque aunque los locales a pie de calle, el conocido como high street, mantenían un consumo dinámico, gracias al impulso de las ventas y la aportación del canal online, el segmento de centros comerciales está inmerso en una crisis de modelo de negocio, con crecimientos nimios de afluencia a los centros, la competencia negativa del consumo online y un redimensionamiento de los espacios y la oferta de los proyectos. De hecho, antes de la crisis propia de la pandemia, operadores como Intu tuvieron que desprenderse de dos proyectos en España por sus graves problemas en el mercado británico, y McArthurGleen abrió finalmente in extremis un centro en Málaga, tras sucesivos retrasos.

En plena crisis del coronavirus, Compañía de Phalsbourg, que está levantando el centro comercial Open Sky en Torrejón de Ardoz (Madrid), ha sido la primera en anunciar un retraso en la inauguración del complejo, que en un primer momento estaba previsto para abril y que, de momento, se ha pospuesto hasta otoño por el freno en las obras y el cierre forzoso del comercio. Lar España está viendo retrasadas algunas de las reformas previstas en centros ya existentes, mientras Centro Canalejas está afectado de lleno por los planes de apertura previstos para el mes de julio, al igual que la galería comercial de Plaza España. Y Primark retrasa la apertura de su megastore en Barcelona.

Pero hay un dato a tener en cuenta, al margen del efecto coronavirus. El Banco de España observa un impacto muy pronunciado sobre el gasto en bienes de consumo de los hogares, que no es solo desde que empezó el confinamiento -algo más obvio porque los ciudadanos no pueden salir a gastar a la calle- sino también en días anteriores. «Un indicador de búsquedas en Internet relacionadas con el gasto en bienes de consumo muestra un fuerte descenso desde los días previos a la declaración del estado de alarma«, dice el informe sobre una tendencia a la retracción de consumo por el miedo anticipado a la pandemia.

Y eso, a pesar de que el acaparamiento de los primeros días produjo un aumento de las ventas de alimentación e higiene, que han hecho repuntar las ventas de los supermercados un 25% en ese periodo.

¿Cuál es el mayor riesgo interno para un ‘retailer’?

En estos momentos, propietarios y gestores de centros comerciales y locales dependen más que nunca de la capacidad de supervivencia del comerciante. Desde JLL explican que los minoristas deben prepararse para trabajar con un período de riesgos elevados para el flujo de caja y mayores costes operativos derivados de una caída en la demanda del consumidor y la interrupción de las cadenas de suministro. «Proteger el flujo de caja sigue siendo crucial para todos los minoristas, y particularmente para aquellos operadores con márgenes de ganancia bajos. Los más afectados pueden buscar alivio temporal negociando el alquiler con los propietarios», señalan desde la consultora.

Los operadores con una mayor infraestructura para el comercio online están en mejores condiciones para cumplir con los pedidos, que se han disparado en este tiempo de confinamiento, aunque desde la consultora advierten que es vital «asegurar la continuidad de las operaciones al repensar las cadenas de suministro, clave para mitigar el riesgo de futuros shocks».

Al respecto, Elisa Navarro, directora de MVGM, recuerda que para solventar la crisis del negocio de centros comerciales, con independencia de este tsunami sanitario y económico, «es necesario que el evolucione hacia un nuevo concepto de espacio, en el que lo online (digital) y lo offline (físico) se integre cada vez más. Por supuesto, la tienda física es y seguirá siendo un punto clave en todo el proceso de venta, aunque deberá adaptarse a las necesidades de los consumidores. Así, los espacios de venta se transformarán en showrooms, enfocados más en la experiencia del consumidor y no tanto a la venta directa».

¿Qué ocurre con la inversión?

En el mercado de inversión se ha notado una ralentización debido a varios factores. «Los inversores están lidiando con las moratorias, renegociaciones de renta y carencias que los arrendatarios de sus locales les están planteando para compensar el cierre de sus negocios, que representa una gran merma de ingresos para estos inversores/propietarios y que les hace priorizar sus necesidades a corto plazo. Por otro lado, la situación de muchos retailers es incierta y esto genera desconfianza por parte de los inversores en que puedan mantener el actual nivel de rentas y por tanto la rentabilidad de los activos en cuestión«, analiza el directivo de Colliers.

En ese contexto, la situación generará puesta en el mercado de activos, más o menos rentables, a precios muy atractivos, que atraerán de nuevo al inversor oportunista», precisan desde otra consultora.

«Estas situaciones extraordinarias como la que vivimos, generan muchas oportunidades en el mercado, pero necesitan de un tiempo de maduración para que salgan al mercado y esto genera un parón en las operaciones en curso por la expectación de futuras oportunidades más interesantes que las actuales», concluye Pedro Barrera.

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