Los efectos del coronavirus también se extienden a la compraventa y la firma de hipotecas, al menos en marzo y abril: peligran, como mínimo, 30.000 firmas de créditos, si tomamos como referencia las que se firmaron en el mes de marzo de 2019; en concreto 30.176 contratos según los datos del INE. Mientras, el Gobierno ya empieza a tomar medidas relacionadas con el sector inmobiliario: ha acordado este martes aplazar el pago de las hipotecas para las personas en situación de vulnerabilidad económica afectadas por la crisis del coronavirus.
Se trata de una medida que ya barruntaban los bancos, quienes también han pedido que se relajen las provisiones exigidas por ley. ¿Por qué? Porque con la regulación bancaria actual en Europa, una moratoria en el pago de las cuotas hipotecarias obligaría a reclasificar estos créditos como dudosos, conocidos como NPL (Non Perfoming Loans), y de paso, a la obligatoriedad de desprenderse de estas carteras para no ser penalizados.
Podrían acogerse a esta medida los colectivos afectados durante el tiempo que dure la crisis sanitaria, aunque está por ver los requisitos de la medida, de la que se informará en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros que se celebra hoy. Se trata de una actuación similar a la aprobada por Italia, donde también se ha eximido del pago de la hipoteca a las familias afectadas por el Covid-19. Aunque el Gobierno también podría prohibir el corte de suministros básicos (agua, luz y gas) a colectivos vulnerables, según apuntan fuentes del Ejecutivo.
Además, los profesionales valorarán las citas ya concertadas y decidirán si éstas se pueden aplazar. A día de hoy, se desconoce el número de hipotecas que pueden aplazar su firma debido a la situación de estado de alarma y no será hasta mayo cuando el CGN pueda cuantificar las firmas realizadas durante los meses de marzo y abril.
En cuanto a los registradores, cuyos datos sirven de base al INE, calculan que se formalizaron 46.927 transacciones en enero, lo que supone una mejora del 35% respecto a diciembre, pero un descenso del 2,6% respecto al primer mes del año pasado. Las caídas se han producido tanto en la segunda mano como en la obra nueva, lo que aventuraba una continuidad en los descensos mes a mes.
Con este marco de ralentización del mercado de vivienda, el golpe que está sufriendo el empleo es la puntilla a un mercado que vive, sobre todo, de la esperanza laboral y la estabilidad en el trabajo. Al continuo goteo de los expedientes de regulación y los anuncios de Ertes (expedientes temporales de empleo), se suman los cierres directos de pymes y comercios.