

Las residencias de estudiantes siguen siendo un activo refugio para los fondos. España contará con 120.000 camas para universitarios en 2022, lo que supone un importante incremento ya que actualmente hay 94.000 plazas disponibles.
En este sentido, en el mercado español existen 1.040 edificios dedicados a esta actividad, de los cuales 859 son colegios mayores y el resto residencias, 181. Para entender el desajuste que existe entre oferta y demanda, en 2019 había alrededor de 413.000 estudiantes que necesitaban alojamiento en España y tan solo 94.000 camas, según un estudio de Deloitte que recoge Expansión.
Con este aumento de oferta, se prevé que el ratio de estudiantes por cama se reducirá de 17 personas a 13 personas en los próximos dos años. No obstante esta cifra sigue estando lejos de la media de la Unión Europea, de siete estudiantes por cama.
«Prevemos que la crisis actual tendrá un impacto negativo a corto plazo, aunque menor que el resto de sectores inmobiliarios analizados. Esto se debe a que el sector se dirige al 14% del total de la población española y dentro de la clase alta o media-alta. En anteriores crisis económicas, se comportó de forma contra cíclica, esto es, aumentando el número de estudiantes», explica Joaquín Linares, socio de Financial Advisory de Deloitte.
Inversión en el sector
En cuanto al volumen de inversión, según los datos de Deloitte, en el pasado ejercicio se movieron más de 900 millones en el mercado de alojamiento para estudiantes. La inversión de 2019, impulsada sobre todo por la entrada del fondo canadiense Brookfield en Temprano, se recuperará en 2021, año en el que se prevén concentraciones entre algunos operadores.
Actualmente, el mercado de residencias de estudiantes se encuentra muy segmentado, ya que buena parte de los activos pertenecen a empresas, universidades u órdenes religiosas. De hecho, las cinco mayores empresas del mercado -Resa, Nexo, Micampus, Campus y Student Hotel- sólo controlan el 16,7% de las residencias de estudiantes.