Expresiones como “Hipoteca verde” o “hipoteca sostenible” son cada vez más habituales en el entorno del mercado inmobiliario y muchos consideran esta fórmula como algo muy novedoso y de actual aparición, e incluso en diferentes foros y artículos de opinión es ésta la idea que se transmite. Sin embargo esto no es así y, si bien es cierto que su puesta de moda y su implementación por bastantes entidades monetarias es un hecho muy reciente (2019-2020), como Bankia, BBVA, Cajamar, Kutxabank, Mediolanum, Santander, UCI, etc., la realidad es que podemos rastrear esta figura con una proyección vista atrás de mayor recorrido y situarnos en 2012, cuando Triodos Bank, en consonancia con la política de apoyo al medioambiente que ha mantenido en sus cuarenta años de existencia, lanzó su Hipoteca Sostenible, pionera en este campo.
La “hipoteca verde o sostenible” fija las cláusulas del crédito concedido en base al nivel de respeto al ecosistema que o ya tiene o proyecta alcanzar el inmueble garante; es decir, cuanto menor es el impacto medioambiental de un inmueble mejores son las condiciones financieras que se le aplican.
En este sentido, es importante destacar que, pese a que el parámetro más conocido y popular a la hora de definir un “Inmueble ECO” es el de la etiqueta de eficiencia energética que éste posee (englobándose en esta rúbrica aquellos que detentan una calificación A o B) su definición es mucho más amplia y no se reduce solamente al cómputo del nivel de consumo de energía, sino que abarca un espectro bastante mayor que va más allá de lo que pueda ser tan solo un “inmueble eficiente” hasta llegar al “inmueble sostenible”. Aclaremos estos criterios:
Un inmueble eficiente es aquel que consume una relativa baja cantidad de energía externa para cumplir las exigencias normales de habitabilidad de sus ocupantes. El concepto de eficiencia se mide a través del simple parámetro de ahorro económico en el consumo energético cotidiano (a menor consumo mayor eficiencia).
Un inmueble sostenible ofrece mucho más, es aquel que va a cubrir las exigencias y necesidades de habitabilidad teniendo en cuenta en todo momento el bienestar del medio ambiente; tanto durante su proceso de construcción, como a lo largo de su vida útil y, finalmente, en el derribo. El concepto de sostenibilidad, al ser más amplio, merece ser medido con el parámetro -de nuevo cuño- huella de carbono (Kg de CO2 emitidos a la atmósfera por la fabricación de un artículo, por el transporte de cierto material, o por la realización de cualquier actividad humana). En definitiva, es la cantidad de energía no renovable necesaria para construir, mantener a los ocupantes cómodos, y “deconstruir” un inmueble (a menor huella de carbono mayor sostenibilidad).
Definidas estas nociones, hay que decir que, a fecha de hoy y por lo que a nuestro país se refiere, la asignatura está por cursar y el número de inmuebles, no ya sostenibles, sino simplemente eficientes, es desoladoramente bajo. Sin embargo y como dato positivo, también es de rigor señalar que la conciencia medioambiental está cada vez más presente en el ranquin de prioridades de nuestra sociedad, y uno de los indicadores inequívocos de ello es la continua salida al mercado en general de productos y servicios diseñados para responder a esta inquietud. Es éste el caso que nos ocupa, la “Hipoteca verde” o “hipoteca sostenible”, que va a suponer, sin duda, una gran palanca de impulso a la necesaria “conversión ECO” de nuestro parque de inmuebles y, además, desde dos frentes complementarios:
- En cuanto a la nueva edificación, fomentando la construcción de inmuebles cuanto más sostenibles mejor.
- En cuanto a los ya existentes, facilitando una reforma de los mismos orientada como poco a la mejora de su rendimiento energético y, por supuesto, a la de su sostenibilidad.
En este doble sentido sería definitivo y, por tanto, enormemente deseable, que este producto financiero siempre se diseñara adaptado a un baremo de escalones, que fuera incrementando la bonificación ofrecida en función de cuanto mayor sea la ratio de calidad ecológica de la finca en cuestión, puesto que ello supondrá un refuerzo muy efectivo para encauzar la tendencia hacia alcanzar las cotas de sostenibilidad más altas.
Por lo que se refiere a la voluntad e interés que pueda subyacer detrás de esta iniciativa, y complementariamente al auge en popularidad de todo lo que se apellida “ECO” y a la conciencia ecológica que también haya podido calar en sus responsables y en sus políticas, para la puesta en el mercado de esta “hipoteca verde” las entidades bancarias han hecho sus números prospectivos y han concluido que se trata de un “win to win”.
Así, en un planteamiento paralelo al de algunas grandes empresas, dirigidas por grandes mentes, que vienen tiempo atrás fomentando y facilitando para sus trabajadores aspectos como la conciliación, el teletrabajo o la prestación de servicios en los propios establecimientos laborales (como tiendas, guarderías, gimnasios, centros de ocio o restaurantes), obteniendo a cambio importantes e inmediatos retornos de sus trabajadores en compromiso e implicación con la tarea, en eficiencia laboral, y en definitiva, en rentabilidad; las entidades financieras también están aprendiendo que las personas y las familias que buscan inmuebles más sostenibles son más comprometidas y más responsables. Por ello las premia con mejores condiciones hipotecarias, ya que ese mayor índice de compromiso y de responsabilidad de estos clientes les permite prever que su retorno será un menor índice de impagos, menos gestiones de cobro, menos reclamaciones de cuotas y menos ejecuciones hipotecarias. Y este retorno de tranquilidad y seguridad les compensará con creces la inversión, seguro.
En todo caso, y al margen de que la oferta de este formato crediticio obedezca, bien a incorporar un servicio que sea popular, en respuesta a una demanda detectada; bien a buscar un retorno de mayor seguridad en la operación; o bien sea fruto de principios y compromisos intrínsecos a la empresa, lo cierto es que es un dato enormemente positivo que, por fin, las firmas financieras se hayan decidido a dar el paso de apostar por bonificar el préstamo sobre “Inmuebles ECO” y, aunque todavía su implantación en el mercado bancario es incipiente, todo apunta a que este modelo va a despegar con fuerza y a ganar una cuota cada vez más alta.
Así pues ¡Bienvenida, Hipoteca Verde!