La compañía Indra quiere llevar a cabo la mudanza de sus oficinas situadas en la calle Julián Camarillo antes de que termine el ejercicio para ahorrar gastos de alquiler, aunque su decisión aún no se ha trasladado aún de manera oficial a los representantes de los trabajadores, según publica El Mundo. En total, 1.204 empleados serán reubicados.
La mudanza se suma al cierre de otros centros ejecutados recientemente por el grupo en ciudades como Valencia, Barcelona o Alcobendas. Se trata de la tercera mayor sede por tamaño, con 8.372 metros cuadrados distribuidos en cinco plantas y 2 sótanos destinados a aparcamiento con 132 plazas disponibles.
El cierre de Julián Camarillo se enmarca también en el impulso del teletrabajo dado por el grupo antes de que estallara la pandemia del coronavirus. El programa, bautizado con el nombre de Easy Working, permite que miles de empleados trabajen en remoto de manera voluntaria un par de días a la semana. La compañía, por su parte, está aprovechando la reorganización para reducir el número de puestos sin que esto implique ningún tipo de despido, explican fuentes del grupo al diario.
Despidos colectivos
De forma paralela, Indra tiene abiertos dos procesos de despidos colectivos en sus divisiones de Sistemas y Tecnologías de la Información, para reducir plantilla en 1.036 personas y hacer frente a la caída del negocio que ha supuesto la pandemia del coronavirus. El sindicato CCOO pidió ayer a los gestores de la firma que anularan los despidos por ser «totalmente injustos, desproporcionados e insolidarios», según un comunicado remitido a la plantilla.
Indra registró unas pérdidas de 31 millones de euros en los nueve primeros meses del año, en contraste con los 65 millones de beneficio del mismo periodo de 2019, según los resultados publicados ayer por la tecnológica.
