A todos nos ha afectado en mayor o menor medida toda la situación vivida por la COVID-19. Un punto que ha estado constantemente en las noticias y muy presente en la sociedad es el de todas las facilidades a crédito y moratorias aplicadas por el gobierno para intentar disminuir el impacto económico en el país.
Líneas como los créditos ICO con ayudas a emprendedores y autónomos con más de 150.000 millones de euros en total; las más de 735.000 solicitudes en las moratorias de los préstamos hipotecarios en caso de vulnerabilidad; o los recientes acuerdos de ayuda europea para España, con un importe aproximado de 140.000 millones de euros… Todas son iniciativas para intentar frenar el impacto económico del coronavirus.
Todas estas ayudas y moratorias están muy bien, impiden un declive drástico económico a corto plazo, pero tarde o temprano se tendrán que devolver y la capacidad de devolución dependerá directamente en la capacidad de recuperación económica de los propios deudores.
Si a ese concepto unimos que las estimaciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) prevén que la economía española podría caer hasta un 14% de su Producto Interior Bruto (PIB) en 2020, las expectativas no son muy esperanzadoras.
En este sentido, las familias más vulnerables que deben hacer frente a una hipoteca muy probablemente solicitarán una moratoria hipotecaria de seis meses. Una vez finalizado el plazo, el capital acumulado se sumará a la cuota mensual habitual, haciendo aún más complicada la recuperación económica del deudor a causa de acumulación de deudas.
Otra opción son los créditos ICO, que inyectan liquidez a las empresas, pero a su vez hacen que se endeuden más. La experiencia que nos dejó la pasada crisis es que estas medidas no son suficientes, sino que requieren de una restructuración de la deuda más agresiva, porque posiblemente la capacidad de recuperación tarde en llegar y en seis meses se encuentren en una situación similar, pero con un poder adquisitivo menor y mayor deuda.
Por ello, y estudiando estos datos económicos, entre otros, desde LEM Loan e-Market, consideramos que la deuda vencida crecerá exponencialmente, al menos, durante el próximo año. Concretamente en el mercado secundario de deuda inmobiliaria (mercado de créditos dudosos o NPL con garantía hipotecaria), se prevé un incremento de entre un 30% y un 40% en términos absolutos.
¿Cómo es el presente del mercado de deuda?
Actualmente dicho mercado es de aproximadamente 84.400 millones de euros, y no nos sorprenderíamos si el año que viene nos vemos con un mercado a niveles de unos 110.000 millones –120.000 millones de euros, aproximadamente los niveles de 2017.
Las entidades financieras, que acababan de sanear sus balances, se verán obligadas de nuevo a plantearse la venta de carteras NPL o dudosas para cumplir con los requisitos del Banco Central Europeo, que exige provisionar al 100% incluso aquellos préstamos susceptibles de impago, a pesar de estar al corriente. La pregunta en este sentido es si los propios bancos y entidades financieras están saneadas lo suficiente para poder afrontar estos requerimientos, o de lo contrario, precisarán de una inyección de liquidez adicional, endeudando y empeorando aún más la situación económica.
Con las estadísticas sobre el papel, el futuro parece complicado. No obstante, sí que considero que tenemos alguna esperanza de recuperarnos económicamente en un plazo relativamente corto. Aprendimos lecciones valiosas de la última crisis que empezó en 2008. Ahora tenemos más experiencia a la hora de gestionar deuda vencida y sabemos qué tipo de estrategias funcionan para sanear activos.
Recesión económica diferente a la del 2008
Al mismo tiempo, nos vemos entrando en una recesión económica que es estructuralmente muy diferente a la del 2008. Esta situación no se debe a un proceso financiero/bancario como se debió entonces. Ahora, estamos ante una situación delicada de oferta y demanda. Cuanto antes podamos salir, producir, comprar, etc.… antes se reactivará la demanda, y, en consecuencia, la oferta, mejorando así la situación económica de los deudores y pudiendo hacer frente con sus responsabilidades crediticias y devolviendo a la economía su actividad habitual.
La pregunta para hacerse es, ¿cuánto tardaremos en llegar a ese punto? Pues dependerá de muchos factores, entre otros, un segundo rebrote, más confinamiento, o la limitación de poder salir a producir y consumir. De ahí el eterno debate entre si es más importante la sanidad o la economía… El objetivo de LEM Loan e-Market es democratizar y acercar a los inversores menos institucionales a este tipo de mercado hasta ahora reservado a grandes fondos de inversión.