
El gigante inmobiliario Evergrande se ha declarado en bancarrota ante un tribunal de Nueva York. La compañía china se ha acogido al capítulo 15 de la Ley de quiebras en Estados Unidos, que permite a empresas extranjeras en proceso de reestructuración suspender los pagos de sus deudas internacionales en el país norteamericano. El grupo sostenía problemas financieros desde hace varios años y, a pesar de un plan de reestructuración puesto en marcha, no ha logrado hacer frente a sus pasivos.
En marzo la compañía anunció un primer plan de reestructuración de su deuda exterior, estimada en unos 17.500 millones de euros. En total, la promotora tenía una deuda de aproximadamente 313.000 millones de euros a cierre de 2022. Sin embargo, en abril, la que fue la mayor promotora china de viviendas, advirtió que no contaba aun con el apoyo necesario de los acreedores para aplicar dicho plan. Ahora, los deudores están llamados a una reunión con la compañía los días 23 y 24 de agosto, donde votarán sobre el plan de reestructuración propuesto.
Los problemas de la compañía iniciaron en el 2019 y desembocaron en una crisis definitiva en el 2021 con el incumplimiento del pago de un bono en dólares. Ese año Evergrande anunció pérdidas netas atribuidas de 66.409 millones de dólares, perdiendo el 90% de su valor en la Bolsa de Hong Kong. En el 2022, la compañía sufrió pérdidas de 14.775 millones de dólares, dicho año además la empresa facturó alrededor de 32.084 millones de dólares, lo que supone una caída de casi el 8% frente a 2021 y cerca de un 55% en comparación con 2020.
Evergrande ha reconocido que necesitará una financiación adicional de hasta 41.840 millones de dólares para cumplir con su objetivo de garantizar la entrega de propiedades vendidas sobre plano, en concordancia con las intenciones del gobierno chino.