El sector turístico mira con optimismo la temporada de verano, aunque todavía marcada por restricciones, los hoteleros ven la oportunidad de acabar con tantos meses de caídas en la reservas y en los ingresos.
Varios expertos de la industria hotelera reunidos por la consultora Savills Aguirre Newman, prevén que el negocio volver a la situación previa a la pandemia entre 2023 y 2024. No obstante, creen que el nivel transaccional se recuperará antes: entre 2022 y 2023.
Según los expertos, el incremento del 20% en reservas en las últimas semanas marcan ya el inicio de la recuperación con reservas para estancias medias de 2-3 días y con mayor antelación que hasta el momento.
Sin embargo, el ritmo de la reactivación dependerá del destino y del producto. Según una encuesta a más de 220 profesionales del sector hotelero, este verano la demanda se enfocará a destinos de playa nacional (64,2%), seguidos de los destinos de interior (16,8%) y destinos de playa internacionales (14,8%), muy por delante de los destinos urbanos, que dependen en gran medida del turismo internacional y el sector MICE.
Los expertos han coincidido en que la previsión de este verano es poder alcanzar un nivel de pernoctaciones cercano al 70% de las registradas en 2019. Aunque esto dependerá de la eliminación de restricciones a los viajes.
Mercado con liquidez
Según la consultora, el volumen transaccionado en los últimos quince meses en hoteles en España ha sido de 1.500 millones de euros, consolidándose como el segundo mercado Europeo en inversión hotelera, aunque todavía lejos de las cifras registradas antes del Covid, con una media de 3.300 millones.
En este sentido, Javier Oroz, director del Área Transaccional de Hoteles de Savills Aguirre Newman ha destacado que “el interés de los inversores institucionales se mantiene y que existe mucha liquidez en un mercado caracterizado por la escasez de producto y la espera de descuentos que no han ocurrido”.
Desde el inicio de la pandemia, la mayor parte de las operaciones registradas no iniciadas antes de la pandemia se han centrado en valores inferiores a los 25 millones de euros, en general inversores de capital privado y sectorial, mientras que el inversor institucional se ha centrado en activos y destinos de valor patrimonial a largo plazo.