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El alquiler residencial sufre el impacto del Covid-19 en grandes capitales

El ajuste de las rentas, el traspaso de las viviendas de alquiler turístico al tradicional y el impago de los inquilinos son las principales consecuencias del coronavirus en este segmento.

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El coronavirus ha sido clave para terminar de confirmar una tendencia que se venía produciendo en los últimos meses. Un ajuste de las rentas respecto a años anteriores en los que los precios se habían visto fuertemente incrementados, con subidas por encima del 18% en muchos casos, sobre todo en las grandes ciudades como Madrid y Barcelona.

Según Toni Expósito, director general de Comprarcasa, “el sector inmobiliario está experimentando de lleno las consecuencias de una crisis que, a pesar de ser sanitaria, ha originado un importante cambio en el rumbo del sector, siendo el alquiler uno de los campos en los que esta revolución está siendo más patente”.

En este momento la situación es muy distinta y en tan solo dos meses el mercado de los alquileres ha sufrido un importante vuelco, provocado principalmente por tres factores: el perjuicio a nivel económico de esta crisis para muchos inquilinos; la conversión de alojamientos turísticos en alquiler residencial y el aumento de impagos por una situación económica desfavorable de muchos inquilinos.

Por otra parte, existe también un factor que agrava, en menos medida esta situación, es ha sido el regreso a sus ciudades de muchos estudiantes, abandonando la vivienda que ocupaban en las grandes ciudades.

Del alquiler turístico al tradicional

Para Expósito “el parón turístico ha forzado que más del 15% de los alojamientos destinados a este fin hayan salido al mercado como alquiler residencial tradicional, multiplicando la oferta de las grandes capitales y obligando a establecer un equilibrio de los precios a la baja, derivado de la sobreoferta que se ha producido».

También se ha detectado que los propietarios de este tipo de alojamientos están adoptando nuevas fórmulas de alquiler para minimizar la pérdida de ingresos. Una de las medidas es que la duración del contrato no exceda los 3-6 meses, como mucho 12, en los que se espera que se haya normalizado la situación y puedan volver a salir al mercado como alternativa para el turismo, una opción que proporciona una mayor rentabilidad y un menor temor a los impagos.

Otro de los efectos que ha tenido la crisis sanitaria sobre los alquileres es el incremento de los impagos, provocando un alto índice de morosidad de hasta el 15% por parte de muchos inquilinos que han visto repentinamente reducidos sus ingresos. En este caso el escenario es muy dispar, ya que las circunstancias personales de propietarios e inquilinos son múltiples y no responden a un denominador común.

Sin duda, una de las causas más notables han sido los más de 3 millones de ERTEs que ha provocado el coronavirus en nuestro país. Del mismo modo, muchos profesionales han visto reducidos notablemente sus ingresos como consecuencia del frenazo de la actividad económica y, en el peor de los casos, han perdido el empleo o han tenido que cesar la actividad de sus negocios”, apunta el directivo de Comprarcasa.

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