
La sociedad Quasar, participada en un 51% por el fondo estadounidense Blackstone y el 49% restante por Banco Santander, cerró su primer ejercicio fiscal completo con unas pérdidas mil millonarias debido principalmente a la devaluación de los activos.
La compañía, tenedora de los activos inmobiliarios procedentes de la compra de Popular por parte de Santander, registró unas pérdidas de 1.229 millones en 2019, según las cuentas publicadas en el registro, cifra que contrasta con las ganancias de 1.024 millones obtenidas el año que fue creada (2018), aunque entonces solo se computó nueve meses.
Quasar atribuye estos números rojos a un cambio en valor de los activos, que en el momento de la puesta en marcha de la sociedad fueron tasados en 10.000 millones a pesar de contar inicialmente con un valor bruto de 30.000 millones.
La cifra de negocios consolidada de Quasar alcanzó los 948 millones de euros, frente a las previsiones de más de 1.600 millones que estimaba la compañía. Unos ingresos que han generado unos» márgenes de negocio insuficientes para sostener una estructura de costes compuesta por unos gastos de la cartera de activos inmobiliarios y préstamos y el ‘servicer’, así como de una financiación de terceros», señalan en las cuentas.
La inmobiliaria de Blackstone y Santander reconoce que está evaluando el posible impacto del Covid en su cuenta de resultados, que podría suponer un descenso en los ingresos generados por el alquiler de los inmuebles, así como una menor venta de activos. “Los miembros del consejo de administración están realizando un análisis de la liquidez de la sociedad barajando escenarios de ralentización de la cifra de negocios derivados de rentas y ventas de activos, para determinar si hubiera necesidad de inyectar nuevos fondos en la estructura”, explica el informe.
Hace apenas un mes, Santander reemplazó a sus tres consejeros en Quasar, lo que supuso la salida de Javier García Carranza, Carlos Manzano y Jaime Rodríguez Andrade de su consejo de administración.