Una de las cosas que hay que recordar en el mundo inmobiliario son las muchas batallas que en las últimas épocas han tenido que hacer frente los Agentes de la Propiedad Inmobiliaria para seguir trabajando y ofreciendo un servicio a los ciudadanos y usuarios, de las que destaco las siguientes:
– Liberalización
En el año 2000, el Gobierno de entonces liberalizó la profesión de Agente de la Propiedad Inmobiliaria, dejando de ser necesario para realizar la actividad tener el título emitido por el Estado tras superar los exámenes convocados por el Ministerio competente, y en los que se estudiaba un temario que recogía una variedad de materias necesarias para el ejercicio de la profesión.
Se quiso “abrir el grifo”, que fluyera indiscriminadamente las ventas, fueran como fueran, para una supuesta mejora de la economía y del mercado, y no tuvieran obstáculos la entrada en acción de grandes empresas y estructuras. Y así fue, se multiplicaron las compraventas pero sin mirar y sin proteger al consumidor comprador, que fue engañado en infinidad de ocasiones poniendo en juego la economía de muchas familias para su inversión más importante en todos los sentidos: su vivienda. La inseguridad, el fraude y la estafa, estaban servidos como nunca desde hacía décadas. Los Agentes de la Propiedad Inmobiliaria tuvieron que compartir su actividad en el mercado con gente poco preparada y sin escrúpulos, perjudicando y desacreditando la profesión, creando una confusión en la sociedad entre los buenos profesionales y los oportunistas.
Menos mal, que ya, en varias Comunidad Autónomas, se está creando instrumentos para proteger a los derechos de los consumidores a la hora de comprar su vivienda, como la creación de Registros Oficiales de Agentes Inmobiliarios, dando valor a una serie de requisitos que deben de reunir los profesionales que intermedien en la compraventa de viviendas.
– Las normativas
Para contrarrestar, al parecer, lo anterior, ha ido apareciendo una normativa cargante para el pequeño autónomo, en cuanto a riesgos laborales, protección de datos, blanqueo de capitales, obligaciones administrativas que cumplir, impuestos, seguridad social, etc., dificultando la apertura de oficinas y la contratación de personal.
También la nueva normativa referente a la libre competencia que se encargó la Comisión Nacional de la Competencia de vigilar y salvaguardar aquella por encima de muchas cosas y potestades anteriores, era un “bien superior a proteger” en el Estado de Derecho, que limitaba la acción de los Colegios Profesionales frente a asociaciones profesionales más restrictivas y limitadoras hacia sus asociados.
Normativa de algunas Comunidades que bien pretenden limitar precios de alquiler, o bien quieren intervenir en las ventas de viviendas de protección oficial de segunda mano, restringiendo oportunidades a los propietarios y pequeños compradores de viviendas, queriendo hacer políticas sociales a costa de los demás sin agotar los recursos de los propios entes administrativos.
– Unidad de los Agentes profesionales inmobiliarios
Además de una ordenación, es necesaria, dada la dispersión existente, una unión de los agentes inmobiliarios, tanto profesionales como empresas, colegios o asociaciones o federaciones, tarea que ha iniciado, no sin esfuerzos, el Presidente del Consejo General de los Colegios Oficiales de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de España, D.Gerard Duelo, para crear una voz común de cara a las Administraciones nacionales y extranjeras, para que nos oigan de forma conjunta, respetando las particularidades y organización de cada entidad participante y llegar a alcanzar objetivos que beneficien a todos: a la ciudanía, a los profesionales y a las propias administraciones. En ello estamos.
-Bancos
Muchas veces veo a los bancos como obstáculos, más que participantes o actores en la transacción inmobiliaria, no así a sus empleados, que suelen ser excelentes y atentas personas, pero que en gran parte de las veces, no está en su mano dar una solución a un trámite o a una petición.
A parte de las extrañeza que me produce como ciudadano o consumidor ciertas dinámicas impensables en cualquier otro negocio o establecimiento abierto al público: las esperas, la limitación de días, horarios y lugares para recibir los servicios y atención personal, la derivación a máquinas para hacer ciertas operaciones, las citas previas, etc., como profesional, sé que tengo compartir con ellos terreno de juego del mercado inmobiliario, pero me fastidia el protocolo que hay que seguir para tratar con ellos y las exigencias a cumplir para lograr financiación y conseguir firmar compraventas, y cosas como estas:
- Tienen condiciones especiales en el préstamo para los inmuebles de su cartera, discriminando el crédito a los compradores de inmuebles de otros propietarios que no sean ellos, siendo esto una forma de “reconducir” a compradores hacia su oferta, además de que también “reconducen” a nuestros clientes en otras ocasiones.
- Muchos comerciales bancarios entienden poco de las anotaciones que hay en las notas simples del Registro de la Propiedad, en cuanto anotaciones de viviendas de VPO, que en muchas ocasiones están ya vencidas, anotaciones preventivas de posibles revisiones de pagos de impuestos ya pagados, anotaciones de limitaciones por dos años del art.28 de la Ley Hipotecaria, por si surgen nuevos herederos, etc., atemorizando a los compradores y retrasando las operaciones, y así también lo hacen muchos tasadores de las tasadoras de los bancos, y con sus “condicionantes “ y “advertencias” de sus tasaciones que paralizan los préstamos.
- La actuación en el día de la firma, de las gestorías representantes de los bancos, que no conocen el tema de fondo ni a los compradores, que aparecen en muchas ocasiones sin haberse repasado en casa la minuta del préstamo hipotecario, retrasando la firma e incluso suspendiéndola si no les cuadra algún número, hablando y orientando a los vendedores como si fueran el API o el oficial de la notaría, pidiendo al comprador prestatario unas provisiones de fondos exageradas, y así también al vendedor cuando hay que cancelar cargas pendientes, sin dar casi señas de contacto para preguntar o reclamar sobre las tramitaciones…
- En ocasiones, en las cancelaciones de hipotecarios previas a la venta del inmueble hipotecado, aparecen en la notaría, si es que aparecen ese día, para recoger el cheque y no firman la cancelación hasta hacer efectivo el cheque, dando inseguridad e incertidumbre al comprador.
- Las comisiones bancarias por la emisión de cheques bancarios, que aumentan considerablemente cuando los compradores son extranjeros…
Con todo ello tenemos que batallar, pero los Agentes Inmobiliarios podemos seguir adelante, gracias a nuestros clientes y usuarios, que confían en nosotros para gestionar parte principal de los suyo, sus inmuebles.
Gracias a los Colegios y Asociaciones profesionales que nos forman, nos informan, nos sirven, nos apoyan, nos agrupan, nos conectan.
Gracias a otros profesionales como los notarios y su personal que nos dan su mejores indicaciones y consejos para realizar las operaciones.
Gracias al convencimiento de los profesionales inmobiliarios de su función, su razón de ser principal: dar servicios a los ciudadanos y ayudarles a llevar los procesos de compra, venta, alquiler, valoración de patrimonio, búsqueda de préstamos, y solucionar sus dudas y problemas que les surjan en esos caminos.